La noche del 2 de enero de 1921, durante un temporal, el vapor Santa Isabel, cargado con 269 personas y con destino a Buenos Aires, choca contra las rocas de la isla de Sálvora. Tomás, el joven farero de la isla escucha los gritos y acude corriendo a la aldea para pedir ayuda. En la isla esa noche no hay hombres, están celebrando el Año Nuevo en tierra firme. La esperanza de salvarse para los pasajeros está en las mujeres, viejos y niños que hay en la isla. Así que tres mujeres jóvenes, María, Josefa y Cipriana, se echan al mar. Remando de oído, sin ver nada en medio de la niebla y las terribles olas, luchando contra los propios náufragos que están a punto de tirarlas al mar en varias ocasiones, consiguen salvar a casi 50 personas. Para los periódicos y el público acaban de nacer unas 'heroínas'. Esa misma noche el guardia de la isla es asesinado en las rocas al pie del mar en medio de un forcejeo con las propias María y Josefa. Las dos van a pagar muy caras ambas acciones. El naufragio del vapor no solo se lleva por delante la vida de 213 personas, sino también la tranquilidad y la calma de la pequeña isla de Sálvora.