Proyección de la película de Guillaume Gallienne.

Una película tan indescriptible como divertida. En la línea del mejor Woody Allen y Billy Wilder en términos de audacia, creatividad y originalidad en forma y contenido.

El primer recuerdo que tengo de mi madre es de cuando tenía cuatro o cinco años: nos llamaba a mis dos hermanos y a mi a la mesa diciendo: "Guillaume y los chicos, ¡A la mesa!"» y la última vez que hablé con ella por teléfono, colgó diciendo: "Cuídate, mi niña grande." Y, bueno, entre estos dos momentos hubo un buen número de malentendidos.