En 1985, el Festival de la India encargó a Mani Kaul una película sobre el arte de la cerámica. Su respuesta fue Mati Manas , una película donde interactúan diferentes niveles; por un lado, los estados mentales que conducen a la fabricación de vasijas y figuras se trasladan al cine como medio: gestos, miradas, posturas, movimientos, cadencias, ritmos y rimas. Por otro lado, ambientes y localizaciones (paisajes y museos) y estados (de fascinación o hipnosis) van configurando lo que Kaul llama "realidad no ficticia", donde se combinan mitos vinculados a la tradición del barro o la arcilla. Terracota con la observación de la vida, costumbres y obra de las diferentes comunidades de alfareros.