Con “Mi reino es otro”, el artista da un nuevo golpe de timón formal y conceptual a su obra, sorprendiéndonos con polípticos en los que apenas aparece representada la figura humana. Nos presenta una especie de bajorrelieves a modo de frisos de dibujos impresos sobre madera que, por veces, hacen sobresalir unas piezas del lienzo mural. No hay marcos. La obra se expande por el espacio perceptivo de la persona espectadora.