Esta pieza nació de la idea de remontar las partituras que Serguei Prokofiev creó para ballet. La primera será Romeo y Julieta, que establece una relación con el autor William Shakespeare, en símbolos y formas, muchas veces asociados solo la una estética, la un tipo de bailarín y la una forma de bailar.

Este story impulsa a revisar contextos recorrentemente distantes, mirando con otra perspectiva a historia de la danza en confrontación con el mundo contemporáneo, la sociedad y todos sus iconos y valores. En el ámbito estético, revisítanse nuevos lugares en la obra, al relacionar todo el abordaje clásico, con el cuerpo invertido, que no soporta la verticalidade, como se vino trabajando.

William Shakespeare, una figura inaxeitada, que aún hoy lleva la imagen del misterio (nunca sabremos realmente quien era ni como vivía), como el artista Bansky nos nuestros días. De su trabajo se hicieron películas, música, ballets, libros. Su legado es un himno a los mágicos lugares de la incomprensión. Lugares capaces de cuestionar nuestro lugar como personas, lugares espirituales, ideales para la creación. El estreno de esa obra en 1938 (Romeo y Julieta) generó polémica pública, ya que no aceptaron la reinterpretación de la obra de William Shakespeare con final feliz.