Proyección de la película de Alain Tanner.

Para Alain Tanner A salamandra significó la fama internacional y su primero triunfo público. La película fue presentada en el Festival de Cannes en 1971, en la sección Quincena de los Realizadores, e impuso definitivamente en el mundo el tono y el vigor corrosivo del nuevo cine suizo, con Tanner como director emblemático. El guión del filme tiene como punto de partida a experiencia del cineasta como periodista de televisión entre 1965 y 1968. La salamandra abre con una sucesión de imágenes enigmáticas, como las que se utilizan en las reconstrucciones televisivas de hoy: un hombre limpia su fusil, sale el disparo; aparece furtivamente el rostro de una mujer. ¿Que pasó? Esa apertura-misterio le sirve de pretexto a Tanner para desarrollar un argumento metafórico: dos hombres, un periodista y un escritor, comienzan una investigación para descubrir la verdad sobre esa mujer. Cada uno emplea sus propias armas: uno, la investigación documental; lo otro, la imaginación sin límites. Pero poco a poco las gestiones de ambos resultan vanas. Efectivamente, el encuentro con su personaje, Rosemonde, arruinará su esfuerzo por hallar la verdad, y surge un trío de personajes libres y críticos que sustituye el ejercicio frío y laborioso de la verdad. La belleza de la película radica en su capacidad para dar un sentido sin subrayar el mensaje: la realidad prevalece sobre el esfuerzo por aferrarla, una verdad de todo el cine moderno desde Lo ciudadano y La salamandra es una respuesta suiza la este film. Interpretada por Buller Ogier, Rosemonde es una encarnación definitiva de la libertad de ser post-68. (Frédéric Bas).