Exposición de Marga Santiago.

El mar tiene un grande influjo sobre mí desde pequeña. Cría que no sería quien de vivir lejos del mar pero la experiencia demostró el contrario. Eso sí, cada vez que volvía y olía el aroma del argazo en la playa, me inundar una sensación de calidez y felicidad.

Los paseos por el litoral me permitían descubrir construcciones derribadas que era el vestigio de los carpinteros de ribera, de las antiguas fábricas conserveras, de la industria de la salazón, alguna de ellas ya de la época romana.

Agua y sal por todas partes,

la sal que nutre y es necesario para la vida,

la sal que sana y conserva los alimentos,

la sal que alegra y da gusto a la comida,

la sal que reconforta y echamos con las lágrimas,

la sal que refresca y expulsamos con el sudor.

Salazones cotidianas es la creación de mi mundo imaginario, alrededor del mar, tareas cotidianas relacionadas con la cultura del agua y de la sal que están en la esencia de mi ser.