La directora Elia Suleiman, también protagonista y narradora de esta historia (Debe ser el cielo) , viaja a diferentes ciudades del mundo en busca de similitudes con su tierra natal, Palestina. En el proceso de encontrar un nuevo hogar, se da cuenta de que Palestina parece perseguirlo dondequiera que vaya.

La esperanza de un nuevo comienzo acaba convirtiéndose en una comedia llena de errores. Altas dosis de ironía y humor lacónico para demostrar que no importa lo lejos que viaje, no importa si es París, Nueva York o Doha ... siempre hay algo que te recuerda a tu hogar: controles fronterizos, policía, racismo. Aunque Elijah intenta integrarse a la sociedad, no será fácil.