Siempre ha habido cuentos de duendes, esos matones que apenas se dejan ver, pero que se notan. Si entran en la casa, en la escuela o en la biblioteca, pueden aparecer cosas rotas o reubicadas o pueden perseguirte, ya que los goblins pueden divertirse mucho haciendo falcatruadas. Y también hay personas a las que les gusta contar sus historias en libros.