Fue uno de los reyes de la comedia de 'destape' de los primeros 80 pero también demostró su talento dramático en 'Ay, Carmela' (1990) por la que obtuvo un Goya al mejor actor. Guste o no, Andrés Pajares es una leyenda del cine español y este lunes cumple 80 años.

Junto a Fernando Esteso, Pajares formó el dúo cómico más popular de la Transición tardía, una decena de películas dirigidas por Mariano Ozores que reventaron la taquilla a base de un humor un tanto chabacano y machista, pero que conectaba con el ánimo y los deseos inconfesables de aquella España.

Con el tiempo, por efecto péndulo y por la evolución social, ese cine del 'destape' fue denostado con vergüenza, pero en los últimos años ha comenzado a haber un reconocimiento de su aportación, como reflejan el Goya de Honor que la Academia de Cine otorgó a Ozores hace cuatro años, libros como 'Pajares y Esteso: Tanto monta monta tanto...Andrés como Fernando' (2015) de Juan José Montijano o el documental 'Sesión Salvaje', estrenado el año pasado y que acaba de llegar a las plataformas.

Según Paco Limón, co-director de ese documental, la mayoría de las comedias burguesas que se hicieron eran "infumables", pero algunas eran muy buenas y citaba precisamente 'Los bingueros' (1979), la primera del dúo Pajares y Esteso, estrenada cuando se acababa de legalizar el juego en España, y 'Yo hice a Roque III' (1980), una parodia cañí de 'Rocky'.

Nacido en Madrid, un 6 de abril de 1940, Andrés Pajares debutó a los 17 años en el escenario de la madrileña sala de fiestas York Club, donde trabajó en pareja con la que posteriormente sería su primera esposa, Maby, la madre de su hijo Andrés y de quien enviudó en 1973.

Sus primeros trabajos de importancia fueron en las compañías musicales de Antonio Machín, Manolo Escobar y Tony Leblanc. También se dedicó al género de la revista, primero en el ya desaparecido Teatro Pereda donde, en 1962, se presentó con 'Yo me llevo el pato al agua', y después con compañía propia.

"Tenía ahorradas 750.000 pesetas y en vez de comprarme un piso, como hubiera hecho cualquiera, decidí formar una compañía", recordaba hace unos años en una entrevista con la Agencia Efe. De ahí surgieron títulos como 'Qué majas son' o uno de sus primeros éxitos, 'Del coro al caño', que estrenó en el Teatro Calderón.

En la década de los 60 ganó popularidad al comenzar a actuar en programas de TVE, como 'Nosotros', 'Cantamos Contigo' o 'Pajareando', con imitaciones de personajes de aquella sociedad española. Se atrevió a vestirse de mujer y emular a la popular locutora Elena Francis, dando consejos de belleza como Madame Gigí; y luego creó el personaje de 'El currante', un obrero de la construcción que decía muchas cosas que otros no se atrevían, y que luego fue llevado a la gran pantalla por Ozores.

En el cine debutó en 1968 con 'El marinero de los puños de oro', de Rafael Gil, una comedia protagonizada por el entonces boxeador Pedro Carrasco a la que siguieron títulos como 'La vida sigue igual' (Eugenio Martín), 'Un adulterio decente' (R. Gil), 'Los extremeños se tocan' (Alfonso Paso), '¡Qué cosas tiene el amor!' (Germán Lorente) o 'Cómo matar a papá sin hacerle daños' (R. Gil), entre otras.

El emparejamiento con Esteso

En 1979 se emparejó con Esteso en esa serie de películas de Ozores que se producían a un ritmo de vértigo y eran extremadamente rentables: 'Los energéticos', 'Los liantes', 'Los chulos', 'Qué gozada de divorcio' o 'Cristóbal Colón, de oficio...descubridor'. La guinda a esta sociedad fue la puesta en escena de 'La extraña pareja', de Neil Simon en 1987.

Un giro en la carrera de Pajares supuso el encuentro con Berlanga en 'Moros y cristianos' y con Carlos Saura en 'Ay, Carmela', junto a Carmen Maura, papel que le supuso el Goya al mejor actor, aunque luego volvió al cine más comercial con sus dos películas dedicadas a 'Makinavaja, el último chorizo', dirigido por Carlos Suárez, y a las series de televisión 'Ay, Señor, Señor' y ''Tío Willy'.

El cambio de milenio no le sentó bien a Pajares. Problemas de salud y descalabros familiares y amorosos comenzaron hacer mella en su imagen pública y empezó a ser un rostro frecuente en la prensa rosa.

En 2000 sufrió una crisis cardíaca y en 2003 fue sonora su ruptura con Conchi Jiménez tras cinco años de noviazgo que siguieron a su matrimonio (1975-1997) con Ascensión Alonso, madre de su hija Mari Cielo. Ese mismo año trascendió que tenía otra hija desconocida de unos 30 años, Eva, a la que reconoció.

Su punto más bajo

Pero el punto más bajo llegó el 29 de abril de 2008, cuando fue detenido tras haber irrumpido disfrazado y portando una pistola de perdigones en un bufete de abogados de Madrid, donde amenazó e hirió de levedad a dos de sus miembros. Al día siguiente, quedó en libertad con cargos, acusado de un delito de amenazas y dos faltas de lesiones.

No obstante, los últimos años parece haber recobrado la tranquilidad. En enero pasado se casó en secreto y después de diez años de relación con Juani Gil, que había trabajado como su secretaria.