Nada da más rabia que ponerse a hacer croquetas caseras, con todo el tiempo que te lleva y que al freírlas se rompan, agrietándose e incluso saliéndose la masa por la sartén. Además, cuando se dañan, tienen un aspecto horrible.

De este modo, lo primero que tienes que hacer es rebozarlas bien, pasándolas primero por harina, lo que reduce el riesgo de que esto ocurra. También debes empanarlas una sola vez, olvidando la idea de rebozarlas dos veces con la esperanza de que queden más crujientes.

El secreto está en el aceite

La principal causa de que las croquetas se rompan está en el aceite, que tiene que ser de calidad, pero sobre todo hay que poner una cantidad muy generosa y calentarlo mucho sin que llegue a humear.

Una temperatura elevada del aceite consigue que el rebozado se deshidrate enseguida, sellándolo y haciendo que se quede adherido a la croqueta y muy crujiente, que es lo que se busca.

Hay que recordar que necesitas mucho aceite y que no tienes que enfriarlo colocando todas las croquetas de golpe, sino que las vas a ir metiendo poco a poco, una a una si es necesario, dejando unos cuantos segundos entre una y otra con el fin de que esta grasa recupere su temperatura.

Ocurre lo mismo con las croquetas de bolsa

Este truco sirve también con las croquetas congeladas o de bolsa. Aquí es más complicado que se rompan, pero si el aceite no está caliente te va a pasar lo mismo, así que te conviene dejarlo calentar bien.

No hay un tiempo específico para que se caliente lo suficiente, y esto depende de tu cocina, aunque cuando hagas croquetas unas cuantas veces ya le cogerás el punto, y siempre puedes usar un truquillo muy útil.

Se trata de meter una croqueta y comprobar qué pasa. Si no ves que se empieza a freír de inmediato y con fuerza, es que el aceite no está listo, de manera que es mejor que esperes unos minutos.