Hay una serie de platos que están muy arraigados en algunas regiones y sobre los que siempre hay polémica, siendo el mayor exponente la paella valenciana, alrededor de la que hay discusiones de lo más absurdas.

Los platos van evolucionando, tanto que en su origen la paella se hacía con rata de agua y el gazpacho, otro plato que suscita polémica sobre qué ponerle, no llevaba tomate.

La razón de que este plato extremeño no tuviese tomate no se debía a una pelea entre los que sí querían incorporarlo y los que no, sino a que aún no se había llegado a América y en lo que entonces era España no se conocía esta planta.

¿Cómo se hace este gazpacho extremeño?

  1. Se pone miga de pan a remojar en agua. No hay cantidad fija porque depende de cómo quieras de espeso el plato.
  2. Coges un mortero, pones un poco de sal, metes dos dientes de ajo y los machacas.
  3. Echas aceite al mortero, más sal y lo remueves.
  4. Cuando se haya emulsionado un poco viertes la mezcla en un recipiente más grande, echas la miga y sigues añadiendo aceite.
  5. Sin dejar de remover y de verter aceite, un hilillo, llegará un momento en el que todo se hace una pasta. En ese instante paras y espolvoreas con pimienta, mejor si es recién molida.
  6. Ahora sacas agua del frigorífico, bien fresca, y removiendo de nuevo vas llenando hasta que alcances el borde del recipiente.
  7. Esta mezcla se pone en una ensaladera, y se prueba de sal, para después colocar tropezones de pan y remover.
  8. Mientras dejas que repose, cortas cebolla y pepino (uno de cada) en trozos muy finos y los incorporas a la mezcla con un poco de vinagre.
  9. Terminas metiendo el gazpacho extremeño a la nevera un rato para que enfríe más y después lo sirves.
  10. De forma totalmente opcional, si te gusta mucho el tomate siempre puedes picarlo muy fino y ponerlo junto a la cebolla y el pepino, aunque estarás variando la receta.