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Vampiros bailarines

Antonio Rico

Dejaos de pijadas y atended bien a estas dos palabras: "vampiros" y "bailarines". El primero que las una se lleva la audiencia juvenil de calle. Enterita. ¿Qué está triunfando en la actualidad entre nuestra noble juventud, siempre comprometida con el mundo real que les ha tocado, consciente en todo momento de la responsabilidad histórica y de la fuerza transformadora que tiene en sus manos? Respuesta 1: bailar, coleguitas, expresar a la sociedad lo que llevan dentro y, a ser posible, ser admirados por cómo bailan. Porque es mi sueño. Porque sólo cuando bailo soy yo de verdad. Programas asociados: Fama, 18, y, extralimitándonos un poco, Mira quién baila. Respuesta 2: Los vampiros adolescentes, atormentados, necrófilos, románticamente enamorados, muy blanquitos y muy arios todos ellos. Colmillos, gotitas de sangre, y amores eternos no hasta que la muerte les separe sino desde que la muerte les une. Programas asociados: True blood, Moonlight, y, extralimitándonos un mucho, Crepúsculo.

Coime, no hay que ser un genio para llegar a cuatro teniendo dos doses. Si juntamos en un mismo producto la respuesta 1 y la respuesta 2 el resultado de audiencia no será la suma de los anteriores sino su multiplicación, tal es el potencial sinérgico de la mezcla. Imagínense: Dancing blood, nueva serie norteamericana que narra el día a día de unos jóvenes y entrañables vampiros que quieren triunfar en el mundo del baile. Sólo de entrada, 20 Emmys, y de ahí p´alante. O Fama, ¡a sangrar!, el nuevo talent show de Antena 3, en el que 18 jóvenes bailarines pasarán tres meses en un castillo de Transilvania aprendiendo artes vampíricas y demostrando en galas semanales lo bien que pueden chupar la sangre a sus parejas sin salirse de la coreografía.

Ni Tonto al instante, ni Mi gemela es un tío que se llama Bea, ni Sé lo que vais a hacer durante el próximo año: el futuro son los vampiros bailarines. First we take Manhattan, then we take Berlin.

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