La concursante que más ha indignado al jurado de "MasterChef", Saray, no se arrepiente de su actitud en el programa y asegura a Efe que le encantaría participar en espacios de telerrealidad como "Gran Hermano VIP" o "Supervivientes".

De hecho, esta educadora social ya se dejó ver en televisión antes de su reasignación de sexo en "Casados a primera vista" y, tras la polémica de anoche, algunos de los comentarios en redes sociales que la convirtieron en tendencia bromeaban con su futura aparición en programas de Mediaset.

"La verdad es que me encantaría ir a 'Gran Hermano Vip' o a 'Supervivientes'. Ojalá pueda entrar porque me gustaría muchísimo que la gente me pudiera conocer de verdad", ha respondido por escrito a Efe, único medio permitido para entrevistarla por la productora del programa emitido por La 1, Shine Iberia.

Sobre su actuación en la entrega de anoche, reconoce que "no fue la más acertada ni la correcta", pero se sentía "muy al límite" ante unos jueces que en la primera prueba de este cuarto programa criticaron sus "galletas morunas" mientras fueron más benévolos con "platos tan básicos como una macedonia o una leche frita".

Acerca de la repercusión mediática y en redes sociales de su conducta, especialmente con la presentación de la perdiz sin desplumar -que llamó "pájaro muerto en lo alto de un plato" y sirvió cantando "volando voy, volando vengo"- dice que ha "flipado", aunque insiste en que no se arrepiente y que volvería a hacerlo.

"He pedido disculpas desde mi cuenta de Twitter pero tampoco me voy a martirizar. Ahora me lo voy a tomar a risa. Creo que no me tengo que deprimir tampoco", ha comentado.

No lo entiende como una falta de respeto ni a los 30.000 candidatos que se quedaron fuera, ni al programa, ni al jurado ni a sus compañeros. "He actuado lo mejor que he podido. Estamos bajo presión y sin contacto con la familia, y hay compañeros que te ponen una cara y luego es otra, que aprovechan la mínima ocasión para pisarte. Yo, en ese terreno hostil, me sentía como en un campo de minas".

Aunque antes de expulsarla el jurado reconoció que había sido un "error" haberla aceptado entre los aspirantes, Saray les responde ahora que "son profesionales y no se equivocaron para nada" al elegirla y que, aunque no siempre se le haya entendido, se ha mostrado como una persona que se toma "a risa muchas cosas" y no comprende que "la gente sea tan seria".

Jordi Cruz fue el más duro con ella, aunque dice que también Samantha Vallejo-Nágera y Pepe Rodríguez le han dado "mucha caña", aunque no dudaría en ir a su restaurante ABaC, con tres estrellas Michelin en Barcelona: "Si me invita iría encantada a degustar sus platos, porque no he probado nada suyo".