Difícil lo van a tener en World Productions para superar los resultados obtenidos con el thriller policial Line of duty, cuyo final de sexta temporada (¿de serie?) alcanzó en Reino Unido los 12,8 millones de espectadores, es decir, un 56,2% de share. La atención, además, fue merecida: pocas series tan electrizantes han pasado por nuestras pantallas en los últimos años como esa creación de Jed Mercurio, exploración de la ambigüedad del bien y del mal a través de una alambicada trama de poder, corrupción y mentiras.

Pero la nueva propuesta de World, Vigil: conspiración nuclear (Movistar+), merece también todos los globos oculares del mundo. Los del Reino Unido ya los ha conseguido: en los siete primeros días de su estreno, fue vista por 10,2 millones de espectadores, convirtiéndose en la serie más vista en BBC en todo el año. El éxito era de prever, por el nivel de su equipo creativo. Su creador es Tom Edge, guionista de The Crown o la saga Cormoran Strike. Y su director, James Strong, el hombre que llevó en un primer momento las riendas de hits como Broadchurch y Liar.

La trama de Vigil: conspiración nuclear arranca con un misterio que acaba dando pie a otro. En las inmediaciones de la isla de Barra Head, en Escocia, un pesquero y su tripulación son arrastrados hacia las profundidades por una fuerza misteriosa. Una milla más allá, el submarino nuclear HMS Vigil recibe su llamada de emergencia. Según el sargento primero Craig Burke (el gran Compston), deberían subir y ayudarles, pero el capitán Newsome (Paterson Joseph) opina que no es prudente arriesgarse a revelar su posición sin saber qué ha pasado realmente.