A Raphael (Linares, Jaén, 1943) siempre le ha gustado mirar hacia delante. “Para atrás, ni para coger impulso”, suele comentar el intérprete de éxitos como Qué sabe nadie o Mi gran noche. Sin embargo, tras más de 60 años sobre los escenarios, aquel chico que sorprendió a Europa en la Eurovisión en blanco y negro de 1966 con Yo soy aquel ha decidido que es el momento de hacer balance de su carrera y de su vida, a través de la serie documental de cuatro episodios Raphaelismo, que estrena hoy Movistar+.

Creada y dirigida por Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, aborda los grandes momentos y los altibajos, de un cantante caracterizado siempre por la expresividad de sus interpretaciones. Y lo hace a través de más de 50 entrevistas, tanto con él como con los miembros de su círculo más cercano, como familiares, amigos (Pedro Ruiz, Pedro Piqueras...), colaboradores (el compositor Manuel Alejandro, el cantante José Luis Perales...), compañeros de profesión (Miguel Ríos, Víctor Manuel, Alaska, David Bisbal, Pablo López, Gloria Trevi...) y periodistas (Rosa Mª Calaf, Iñaki Gabilondo...).

“Siendo la gran estrella que es, no nos pidió nada raro”, confiesa Ortega. “Nosotros sí que le dijimos que, para que el trabajo fuera interesante para todo el mundo, teníamos que hablar de las cosas buenas, pero también de los temas más sensibles de su carrera, y él accedió completamente”, añade.

Esos asuntos son, por ejemplo, cómo recurrió al alcohol en sus extensas giras, las críticas a principios de los 80 por ser considerado un artista del franquismo, su crisis en Las Vegas en 1970 o los chismes sobre su sexualidad. La única línea roja fue explayarse en su trasplante de hígado.