La nueva etapa que ha comenzado en Mediaset trae consigo un nuevo código ético que todos las personas que integren la compañía tendrán que cumplir a rajatabla. Habrá que seguir una serie de nuevas y estrictas normas, que afectarán especialmente a Sálvame, el longevo programa que hasta ahora parecía que vivía en una especie de república independiente.

La dirección de la compañía pretende terminar con los contenidos en bucle que se repetían en Telecinco mañana, tarde y noche y las tramas y guerras familiares de personajes como Rocío Carrasco, José Ortega Cano e Isabel Pantoja y sus satélites, lo cual no quiere decir que no se les pueda mencionar, obviamente. La intención es no seguir agotando al espectador estirando los temas hasta la saciedad y rebajar el tono y la agresividad con muchos personajes, algunos de los cuales han demandado a la cadena hasta varias veces por sentirse acosados y víctimas de informaciones falsas.

Se ha terminado con el numerito de levantarse y marcharse del plató sin causa justificada, como lleva años ocurriendo en Sálvame. La dirección del programa tendrá que cambiar su forma de trabajar y establecer un clima óptimo de trabajo, pudiendo generar tramas y contenidos propios sin que ningún colaborador termine con un ataque de ansiedad.

La dirección también ha prohibido que los presentadores y colaboradores manifiesten sus opiniones políticas, sin estar en el contexto de un programa de actualidad y en una tertulia organizada a tal efecto. El programa de Ana Rosa, Cuatro al día y Ya es mediodía estarían exentos de cumplir esta norma solo en su espacio de tertulia política.