La serie El quinto día (Movistar Plus+) comparte su título original (The swarm) con El enjambre, olvidada película de abejas asesinas dirigida en 1978 por Irwin Allen. Algo tiene en común con esa catastrófica película de catástrofes: de nuevo, estamos ante un ejemplo de terror basado en la naturaleza. Pero, a la vez, poco tiene que ver. Si en el largometraje de Allen las abejas atacaban porque sí, en esta serie existen motivos para la concatenación de fenómenos desconcertantes ligados a una fuerza misteriosa.

Es decir, la naturaleza se cobra aquí lógica venganza por nuestros abusos, igual que en (mejores) ejemplos de terror de los setenta como Sucesos en la IV fase, primera y única película dirigida por el maestro de los títulos de crédito Saul Bass, en la que unas hormigas diseñaban un plan diabólico para quitarnos el relativo dominio del planeta, o Largo fin de semana, el clásico de Colin Eggleston del año 1978 (fielmente revisado tres décadas después) sobre una gran revuelta animal.

En el caso de El quinto día, son los océanos y sus criaturas, cansados de ser explotados, los que contraatacan. Una premisa así resultaba visionaria en 2004, cuando se publicó originalmente el best seller de Frank Schätzing en el que se basa la serie. Y resulta más que pertinente en 2023, cuando los efectos del hombre sobre los ecosistemas se han vuelto más difíciles de ignorar que nunca. Ojalá sea menos actual después de 2030, cuando el 30% de los océanos debería estar protegido por el acuerdo recién alcanzado por la ONU.

‘Showrunner’ con experiencia

Lo que iba a ser, en principio, una película liderada por Uma Thurman ha acabado siendo una serie europea de gran presupuesto, de financiación sobre todo alemana, pero rodada sobre todo en Italia y un gigantesco tanque de agua a las afueras de Bruselas. El showrunner Frank Doelger sabe de rodajes aparatosos: produjo para HBO Roma, John Adams y una pequeña serie, Juego de tronos, que le valió cuatro de sus seis Emmy.

Lo que más cautivó a Doelger del libro fue ese misterioso arranque en Huanchaco (Perú), donde un humilde pescador se echaba al mar en su caballito (barco hecho de juncos) y acababa enfrentado con lo imposible. A una docena de kilómetros de la costa, su red parece engancharse en el fondo marino y tirarle hacia abajo. Cuando se sumerge para sacarla de las rocas, llega la imagen de choque: ese enorme banco de peces bloqueando el camino de vuelta.

Ese prólogo aparece perfectamente reproducido en la serie, pero Doelger ha hecho en realidad bastantes cambios a una novela extensísima (1184 páginas en la edición de bolsillo española) y centrada en una investigación científica de creíble precisión. Para quitar aridez al relato, ha convertido a los antiguos científicos de talla mundial en personajes más jóvenes (y de mayor diversidad étnica) que ganan fama conforme se desarrolla la acción.

Fenómenos extraños

Por ejemplo, Alexander Karim (visto en Tyrant) interpreta a un Sigur Johanson una década más joven y de tez más morena. Durante una investigación solicitada por su antigua amante Tina (Krista Kosonen), el profesor de biología marina descubre una nueva variante de gusanos de hielo que podría desestabilizar la plataforma continental del Mar del Norte y dar pie a tsunamis.

Existen otros motivos para la inquietud. Un cetólogo canadiense (Joshua Odjick, que proviene de la reserva india de Kitigan Zibi Anishinabeg, en Ottawa) asiste con estupor a los ataques de orcas y ballenas jorobadas contra los humanos. En las islas Shetland de Escocia, una estudiante de doctorado de biología marina (Leonie Benesch) descubre insólitas cantidades de metano congelado en la superficie marina. Y en Francia, la bióloga molecular Cécile Roche (Cécile De France) sigue el rastro de una bacteria letal que se ha colado en el agua potable a través de bogavantes infectados.

Poso de verismo

Aunque la acción resulte más ágil que en la novela, Doelger no ha querido renunciar a un cierto poso de verismo. Según explicó en Variety, haciendo Juego de tronos aprendió que “los elementos reales, que resultaban realistas, eran un complemento perfecto para los elementos más sobrenaturales”. De ahí que lo fantástico se despliegue poco a poco, una vez se nos ha introducido en una realidad tangible. La fuerza extraña detrás de todo esto, agazapada en el océano Ártico y en la que solo cree el grupo de científicos, se revela muy gradualmente.

Pero los momentos de choque llegan pronto. Sin entrar en muchos spoilers, diremos que El quinto día es un poco una secuela de Orca, la ballena asesina con el título en plural. La diferencia estriba en que esta venganza kármica no está dirigida a alguien en concreto, el capitán Nolan de Richard Harris, sino a la humanidad en general. Lo más inquietante de esta monster movie, como ha dicho Doelger, es descubrir que “el monstruo somos nosotros”.