«Sigo siendo adicto porque un adicto no se cura nunca»
El actor y músico Víctor Elías, estrella infantil gracias a ‘Los Serrano’, publica el libro ‘#YoSostenido. Historia de un juguete casi roto’
alba giraldo
Gran parte del país disfrutaba de las trastadas del pequeño Guille en la serie Los Serrano, pero cuando los focos del plató se apagaban, el actor que interpretaba a ese niño, Víctor Elías (Madrid, 1991), tenía que enfrentarse a una vida llena de dificultades. La ficción se emitió de 2003 a 2008 durante ocho temporadas y un total de 147 episodios, con una audiencia media de seis millones de espectadores y acumulando hasta siete millones en algunos capítulos. Un éxito total que la convirtió en una de las series más vistas de la televisión en España. Elías tenía solo 12 años cuando la serie se estrenó en Telecinco, aunque llevaba desde los seis dedicándose profesionalmente a la interpretación. Hay quien llama niños prodigio a todos esos pequeños que triunfan a una edad muy temprana, pero suelen ser las mismas personas que los acaba llamando juguetes rotos cuando el éxito desaparece. Precisamente, Víctor Elías cuenta su historia como juguete «casi» roto en su libro #YoSostenido (Planeta). «Yo considero que no he estado nunca roto, quizás es más cómo me han visto. Por suerte, he podido encontrar otra pasión, que es la música, que ha hecho que nunca me sintiera así, aunque la gente se empeñara en que me sintiera de esa manera», declara. «Ponemos expectativas demasiado grandes sobre los niños, no solo en el mundo del arte, también, por ejemplo, sobre ese niño que juega bien al fútbol, pero que acaba siendo abogado», expone el actor. «La presión no la tienes cuando eres niño, sino cuando cambias», añade. «En mi caso, ha sido importante la constancia y seguir con mi camino. Para mí, el éxito era poder vivir de la música, y eso está logrado con creces», celebra el pianista.
Rodeado de alcoholismo
Elías venía de una familia de artistas: hijo del músico Liberto Villagrasa Muñoz (1960-2007) y de la actriz Amelia Álvarez del Valle (1957-2022). Sus padres, que se acabaron divorciando, se volvieron adictos al alcohol. «En el trabajo todo iba bien: Los Serrano fue un éxito desde el comienzo. Pero en casa las cosas iban desastrosamente mal [...] Mi madre quiso pensar que su carrera fue a peor porque la mía despegó [...] Pero no, porque fue el maldito alcohol lo que le hizo quemar muchos puentes», escribe Elías en su libro.
«Si cuento todas estas cosas es porque son cosas que pasan. Hay que dejar de endiosar a todo el que sale en la tele, que parece que nunca les pasa nada y que todo les va bien, dejar también de juzgarlos y normalizar todo», reflexiona el actor. Para el músico, el libro es un perdón a los que parece que le hicieron daño, pero, sobre todo, un «autoperdón». «Si te perdonas a ti mismo, que es lo más complicado, ¿cómo no vas a perdonar a los demás?», se pregunta.
El intérprete llega a confesar en su libro que estar en Los Serrano lo salvó: «Ponerme en la piel de Guille era como estar en un sitio en el que todo lo malo desaparecía y se transformaba en algo agradable. Recuerdo llegar muchos días al plató, después de haber dormido dos horas porque mi madre había bebido, y cruzar esa puerta, estar con uno y con otro, y que se me quitara de golpe el cansancio».
Al salir de los rodajes, Elías tenía que hacer la denominada «ruta de las tabernas» en busca de su madre, que estaba bebiendo, para llevarla de vuelta a casa. Una noche, tras varios episodios en los que ella lo confrontó repetidamente, él reaccionó dando un puñetazo a la puerta y una patada a la pared. Los vecinos, alarmados, llamaron a la policía. Uno de los agentes le explicó: «Estás a cargo de tu madre, eres menor de edad y ella está alcoholizada. ¿Quieres denunciar?». Decidió hacerlo, y la custodia pasó a manos de sus tíos.
Adicción a las drogas
Pero el infierno de Elías no había terminado y, a los 20 años, llegó su adicción a las drogas después de que, en una fiesta de la serie Isabel, un compañero de rodaje le ofreciera una raya de cocaína. A pesar de sus circunstancias vitales, en su libro, el músico sostiene que cayó en una adicción «porque quiso». «Lo fácil es culpar a todo el mundo menos a ti, pero cuando entras en recuperación te das cuenta de que hay muchos factores que han podido influir, pero la última decisión está siempre en uno mismo», reflexiona.
Situaciones normalizadas
Después de ofrecer su testimonio, el director musical se ha dado cuenta de que todavía es un tema que «se trata de una manera muy alarmante y muy tremendista» porque la sociedad no lo entiende. «Al tratarlo así, te puedes sentir un poco juzgado y un poco más pequeño. Pero para mí es una liberación poder mostrarme como soy», expresa. Para que las cosas cambien, la sociedad tiene que dejar de «normalizar ciertas situaciones de consumo, no solo de alcohol y drogas, sino también la adicción al trabajo, que está muy de moda, a las redes sociales o a comerse diez paquetes de Donuts».
«Yo sigo siendo adicto porque un adicto no se cura nunca», afirma Elías, a pesar de que salió de la oscuridad hace años. «El miedo a recaer va y viene, pero tener la alarma es muy importante porque es la enfermedad del olvido. Rápidamente, puedes pensar que no pasa nada por tomar una cerveza, pero recaes», alerta el director musical. En los próximos meses, Víctor Elías contará su vida en clave de tragicomedia y acompañado de su piano en su obra de teatro #YoSostenido. Sonata para juguete roto, que por ahora se puede ver en Madrid y que está dirigida por su hermano en la ficción, Fran Perea.
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