Verdú y Urbizu, por fin juntos

La actriz de ‘Blancanieves’ y el director de ‘No habrá paz para los malvados’ cruzan caminos en la serie ‘Cuando nadie nos ve’, misterio en la Semana Santa de Morón de la Frontera

Maribel Verdú y Enrique Urbizu, en la presentación de la serie. | EFE/ Blanca Millez

Maribel Verdú y Enrique Urbizu, en la presentación de la serie. | EFE/ Blanca Millez

juan manuel freire

Barcelona

Cuando nadie nos ve, que se estrena hoy en Max, supone el esperado encuentro (serializado) entre dos referentes del cine español de las últimas cuatro décadas: Maribel Verdú y el director y guionista Enrique Urbizu, referente del thriller local por títulos como Todo por la pasta, La caja 507 o la premiada con el Goya No habrá paz para los malvados. Era algo que hace tiempo tenía que pasar. «Llevamos años buscándonos, pero sin encontrar la ocasión, y esta vez tenía que ser», dice el cineasta bilbaíno. «Ya desde la primera reunión con la productora propuse a Maribel como protagonista».

Creado por Daniel Corpas Hansen (showrunner de Malaka) a partir de la novela homónima de Sergio Sarria, este esquivo thriller, inquietante en su sobriedad, cuenta el arranque de una agitada Semana Santa en Morón de la Frontera, el pueblo de Sevilla cerca del cual tiene Estados Unidos una base militar.

Maribel Verdú encarna a Lucía Gutiérrez, una sargento del cuerpo de la Guardia Civil que investiga el misterioso suicidio por harakiri de un vecino de la localidad, además de los efectos de la llegada al lugar de una nueva droga.

De un tiempo a esta parte, a la encantadora Verdú le caen sin parar personajes bastante ariscos, o sin el bastante. Lucía, comparada en la serie con un cactus, viene a sumarse a la madrastra de Blancanieves, la adusta inspectora de policía de El asesino de los caprichos o la abogada penalista en horas bajas de Ana Tramel.

El juego. «Soy muy abierta, todo el mundo lo sabe, pero luego me dan esos personajes de mujeres solitarias, con una mala hostia profunda. Me encanta que sea así. También es cierto que he de currármelo mucho más, porque enseguida sale la verdadera Maribel y empiezo a gesticular. Enrique debía pararme los pies».

Cruce de culturas

Enrique Urbizu no es un recién llegado a las series: ya en 1999, año de inicio de la última era dorada de este formato, dirigió el capítulo inaugural de Pepe Carvalho, al que seguirían bastante más adelante experiencias mejores (Gigantes, Libertad) y peores (Las aventuras del capitán Alatriste, de la que nunca quiere hablar mucho).

De este proyecto le atraía «la combinación que proponía de Semana Santa, misterio, militares y Guardia Civil, con la que nunca había trabajado».

Cuando nadie nos ve se presenta como nueva adición a la reciente tendencia de misterio andaluz, pero a las tradiciones locales se unen aquí puntos de vista estadounidenses y culto a lo japonés, lo que resulta en un conjunto muy curioso, entre el drama costumbrista español, el thriller de Hollywood y el ascetismo oriental.

«Tiene todo eso. Era lo apasionante de la mezcla. El gran reto era conseguir colocarlo todo en un mismo nivel de interés e intensidad narrativa. Es un mundo fantástico, mezcla de culturas, maneras de ver, ritos, protocolos… Todo ello envuelto en un gran misterio colectivo».

Cuando pregunto por posibles referencias comentadas entre ellos, Urbizu asegura no usarlas. «Tengo el cuerpo, la cabeza, el corazón y el estómago llenos de cine desde hace más de 50 años. Mi almacén no tira de referencias concretas, ni nada de eso». Pero luego… «Luego está su actriz protagonista, la pesada, que le está pidiendo películas para ver», recuerda Verdú. «Creo que eso también lo ha disfrutado, aunque nunca se lo dirá». Urbizu: «Se ha hecho un ciclo de Clint Eastwood».

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