‘Mariliendre’, los Javis y los 2000

Blanca Martínez Rodrigo y Martin Urrutia protagonizan un musical gay con el espíritu de ‘Paquita Salas’ y ‘hits’ dosmileros

Imagen de la serie ‘Mariliendre’. |  Atresplayer

Imagen de la serie ‘Mariliendre’. | Atresplayer

Marisa de dos

Mariliendre es la palabra con la que se califica a las mujeres que suelen rodearse de hombres homosexuales. Muchas veces se ha utilizado de forma peyorativa, como un insulto, una connotación a la que pretende darle la vuelta la nueva serie de Atresplayer, titulada precisamente con ese término. Producida por Los Javis y creada por otro tocayo, Javier Ferreiro (Vestidas de azul), llega hoy a la plataforma de pago de Atresmedia sacando partido de grandes hits de los años 2000, desde Que el ritmo no pare y Mira la vida pasar a Cuando tú vas, ya que se trata de un musical donde tampoco falta la comedia.

De hecho, para Javier Calvo tiene el espíritu de uno de sus grandes títulos: «Nuestra necesidad de Paquita Salas la hemos volcado en Mariliendre, porque tiene el mismo tipo de chistes y de humor», explica sobre esta serie con un vocabulario de lo más deslenguado. «Es un humor vivaracho pero también negro. La comedia es interesante para lanzar ciertos temas y en Mariliendre hablamos de cuestiones vinculadas a la comunidad pero también generales, como la salud mental y el suicidio», dice Ferreiro.

Aquí la protagonista es Meri Román (Blanca Martínez Rodrigo), una treintañera que fue la reina de la noche gay madrileña pero que ahora, una década después, vive aburrida en su mediocre presente, con una madre de lo más intransigente (Nina) y una hermana que no la comprende (Mariona Terés). La muerte de su padre (Mariano Peña) hace que vuelva a conectar con su séquito de amigos homosexuales, a los que había perdido la pista.

Esos reencuentros la llevan rememorar su pasado a golpe de canciones integradas en la trama, ya que «sirven para hacer evolucionar la historia y cuentan los estados de ánimo de los personajes», aclara Ferreiro. «Se trataba de estudiar las canciones como si fueran escenas, diálogos hablados», insiste Calvo.

«No es que te pongas a cantar porque sí, sino que los personajes vuelcan ahí lo que les está pasando», corrobora Martínez Rodrigo, que en Mariliendre canta con la voz de la extriunfita Bea Fernández. «El baile siempre me ha gustado y aquí era ir un poco más allá. Han hecho unas coreografías alucinantes y han tenido una santa paciencia con nosotros. Pero en la parte de las canciones al final tomaron la buena decisión de que cantase otra persona», afirma la actriz.

«He tenido que prepararme el lip sync (sincronizar los labios con el audio de la canción) con una coach vocal. Tenía que cantar, porque la coach me decía que si salía la voz de verdad era más creíble y creo que empastaron bien y aunque sepáis que canta Bea, espero que cuando lo veáis sintáis la magia de esa voz en la mía, de que soy yo elevado a algo mejor», añade.

Entre la cuadrilla de Meri está Jere (Martin Urrutia), su mejor amigo en el instituto, al que ayudó a descubrir los locales de ambiente madrileños. «Todos nos acordamos de la primera vez que fuimos a una disco gay en Chueca a ver qué pasaba, si había más gente como nosotros», reconoce Calvo. «El primer capítulo, cuando Meri y Jere van a la discoteca por primera vez, con los gestos y miradas de Martin, y su ingenuidad, no puedo verlo sin llorar», confiesa Javier Ambrossi.

«Hay un punto de frescura en Jere que sirve un poco de balanza en el grupo, que es más jaula de grillos, más ruidoso», comenta Martin refiriéndose a los papeles que hacen Carlos González, Omar Ayuso y Yenesi, otros de los miembros del séquito gay de la protagonista.

Sus personajes sirven para hacer «una reflexión sobre el tema de las adicciones, de lo que pagamos por no habernos desarrollado con el apoyo de una comunidad», destaca Ambrossi. «En ese momento las drogas estaban muy presentes porque estaban apareciendo muchas nuevas y usos recreativos, pero a la larga se ve cómo afectan a cada personaje. Tienen consecuencias serias», subraya la protagonista. «Esta serie pone encima de la mesa temas potentes como el suicidio, la soledad, lo que vive un colectivo que no puede mostrarse como es... Da un mensaje bonito de naturalidad, normalidad y respeto que espero que cale», sentencia Nina.

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