Pueblo pequeño de Calabria destinado a desaparecer porque sus habitantes emigraron a las ciudades, Riace logró sobrevivir y se convirtió en un modelo de convivencia gracias a un proyecto que nació de la casualidad. Todo empezó hace 18 años cuando a su playa llegó una barca de refugiados kurdos. Entonces era un pueblo casi fantasma de casas vacías y pocos habitantes. Riace, sin planearlo, puso en marcha algo más que un plan de acogida.

Ahora, casi la mitad del pueblo son refugiados e inmigrantes, una mezcla que al alcalde, Domenico Lucano, uno de los alcaldes más conocidos de Italia, y una de las personas más influyentes del mundo -'Riace abre la puerta', En portada, La 2-, junto al Papa Francisco o Angela Merkel, le parece maravillosa. ¿Pero qué pasa en Riace para que sea tan especial?

Que el protagonista es el pueblo, dice su alcalde, pero con gentes de Líbano, Palestina, Sudán, Ghana, Etiopía, Afganistán, Somalia, Irak o Kurdistán. Gracias a estos nuevos habitantes se han recuperado trabajos artesanales olvidados y se han revitalizado los negocios del lugar. De hecho, otros pueblos de la zona intentan seguir el ejemplo de acogida. Se entiende la inmigración no como problema sino como oportunidad, como recurso. Lo nunca visto en esta Europa, en este mundo, del miedo al otro, del fomento del odio, de las políticas que promueven no la convivencia sino el rechazo, agudizado por partidos sin escrúpulos que sacan su peor rostro ante la inminencia de elecciones.

Una vez más, una entrega más, En portada demuestra que el servicio público tiene sentido en televisión. Una vez más Ester Vázquez y su equipo firman un gran trabajo.