The White Lotus llegó a HBO casi por la puerta de atrás en pleno verano de 2021, cuando todavía estábamos arrastrando las secuelas de la pandemia. Una de estas miniseries llamadas a contar con una única temporada para alternar entre playa o piscina, mientras se disfrutaba de un mojito. No tardó en convertirse en uno de los títulos más aclamados de aquel año, confirmando aquella frase de que ya no hay series pequeñas para los meses estivales. Finalizada su segunda temporada, puede decirse que se ha convertido en uno de los grandes éxitos de la plataforma, en tiempos marcados por la incertidumbre a causa de la fusión con Discovery y los cambios en la cúpula de la empresa, donde hasta títulos de producción propia están desapareciendo de su catálogo.

Cuando se entregaron los Emmy el pasado septiembre, todos ya sabíamos que en unas semanas se estrenaría la segunda temporada de The White Lotus, pero a nadie le importó que su primera entrega arrasara como mejor miniserie. ¿Miniserie pero no viene ahora la continuación? Los académicos se pusieron la pinza en la nariz y votaron, mientras los espectadores celebraron lo merecido del premio. Con The White Lotus se confirma que si una buena historia arrasa en audiencias aunque esté pensada para una entrega única, ya habrá formas de continuarla. Pasó con Big Little Lies, con True Detective, parece que se va a repetir con Mare of Easttown y, por supuesto, ha ocurrido con The White Lotus. Unas veces se acierta, otras no. Y cuando se hace bien y no por el mero hecho de estirar el chicle, siempre es de agradecer.

La creación de Mike White no solo ha vuelto a arrasar en su segunda entrega, cuyo último episodio se emitió este lunes, sino que ya se ha puesto en marcha el cronómetro para contar los días que faltan para el estreno de la tercera, que está confirmadísima. De la confianza que tiene HBO en esta serie no hay mejor ejemplo que el hecho de que la eligió para reemplazar como serie de los lunes a la mismísima Casa del Dragón, la precuela de Juego de Tronos. Terminada la secuela de The White Lotus, cabe preguntarse aquello de cuál fue mejor si la primera o la segunda. Tengo mis dudas, pero yo llevo las últimas semanas canturreando en italiano y devorando los nuevos episodios conforme se iban estrenando. A diferencia de los anteriores ejemplos, esta secuela sí ha estado a la altura de la primera y no tiene nada que envidiarla.

Cambio de escenario

Para justificar las continuaciones, The White Lotus se enfocó como una serie antología en la que cada temporada nos contaría una historia independiente ambientada en resorts de lujo con ese mismo nombre en distintas ciudades del mundo. La primera entrega nos llevaba a las blancas playas de Hawaii, mientras que en la segunda hemos saltado a aguas del Mediterráneo y más concretamente a la isla italiana de Sicilia. Es hora dejarse deslumbrar por la fastuosidad de los palacetes renacentistas sicilianos. Al igual que en la primera entrega, nos encontramos con ricos infelices en un entorno paradisiaco, con una trama que se va cocinando sin prisa pero sin pausa, para que todos los ingredientes aporten el grado de tensión suficiente en el momento adecuado.

Desde el primer minuto del primer episodio, sabemos que alguien va a morir. Ésta fue otra de esas reglas de oro establecidas en la primera temporada. La gracia está en tratar de descubrir quién va a ser la víctima. Una revelación que no va a llegar hasta los últimos minutos del episodio final. Como si estuviéramos en una mezcla entre una novela de Agatha Christie y un episodio de Vacaciones en el mar, tenemos un nuevo abanico de candidatos con bastantes números para ser asesinados encarnados por un plantel de actores de lujo. Veteranía combinada con otros intérpretes más desconocidos pero que saben aportar la suficiente carga de aire fresco. Avisamos que vienen spoilers a partir de ahora.

Desde el primer momento, como la futura víctima para esta nueva entrega pudimos descartar al director del hotel, en este caso directora. Ella aparece declarando ante la Policía nada más encontrarse el cadáver. Mejor dicho, cadáveres. La máxima de toda secuela es dar lo mismo pero con mayor cantidad que tu antecesora. A Murray Barlett le sucede en las duras tareas de lidiar con unos clientes asquerosamente ricos la italiana Sabrina Impacciatore. Los dos personajes, además de su cargo, tienen en común que se sienten atraídas por personas de su mismo sexo. Pero, hasta aquí terminan las similitudes entre los responsables del resort entre una y otra temporada.

El nexo de unión entre las dos entregas de la serie es el personaje interpretado por Jennifer Coolidge que repite en el papel de Tanya. La actriz vive un inesperado regreso a la primera línea tras su Emmy por la primera temporada, su papel en Vigilante (otro pelotazo de Ryan Murphy en Netflix) y su participación en esta nueva entrega de White Lotus. Coolidge ha sabido marcharse poniendo un listón muy alto. Si alguien pensaba que ella iba a ser la que nos haría de anfitriona para presentarnos a los nuevos personajes de la tercera temporada, ya puede irse olvidando porque al final la víctima es ella. ¿Avisé que había spoilers, no? Con el precedente que se han marcado en esta segunda entrega, todos aquellos personajes que repitan en la tercera tienen bastantes números para ser el cadáver con el que se abra el primer episodio. Pero como ya vimos en el caso del director del hotel, esto tampoco tiene por qué ser una regla fija.

Al final Tanya encontró una muerte trágica devorada en las profundidades del mar, pese a los desesperados momentos finales en los que peleó por su vida. Una huida heroica que acaba con una caída estúpida. No nos podíamos creer que con semejante chapuzón ella iba a ser la difunta, hasta que caemos el cuenta de que la víctima no podía ser nadie más que ella. A su manera, Tania protagonizó su propia versión de Madame Butterfly, esa ópera que logró arrancarle las lágrimas en un teatro italiano. Era inevitable que si te vas a filmar a Sicilia, la mafia acabe apareciendo por algún sitio.

La conspiración para acabar con la vida de Tania parece un enorme cabo suelto que podría resolverse en los futuros episodios. Por cierto, ¿no parece un poco chapucera la investigación de todo lo que ha pasado en el yate? La trama de la muerte de Tania nos lleva a concluir que algunos de los intérpretes que han aparecido en este periplo siciliano tendrán que volver a repetir en el nuevo resort, aunque no es que los distintos grupos que han conformado el reparto hayan interactuado mucho entre sí. Solo los personajes de las dos prostitutas (Simona Tabasco y Beatrice Grannò) son las que más relación han tenido con los distintos grupos de huéspedes de las lujosas instalaciones, pero a ellas las podemos dar por descartadas para las futuras entregas. ¿Volverá Portia (Haley Lu Richardson) la joven asistente de Tania, tal vez, y que ves una de las pocas personas que sabe la verdad?, ¿Greg (Jon Gries) el viudo, asesino intelectual de Tania y rico heredero? Ya sabíamos que había poco amor en esa pareja, pero no imaginamos que se iba a llegar hasta donde se ha llegado.

Los otros secundarios

El segundo de los grupos de esta segunda temporada está formado por abuelo, padre e hijo millennial de una familia italoamericana que viaja a Sicilia para encontrarse con sus raíces. Aquí nos encontramos con otro de los pesos pesados del reparto, F. Murray Abraham, que sigue ofreciéndonos grandes interpretaciones, ahora en la pequeña pantalla. Ya sea en Homeland como en Mythic Quest. Me costó reconocer a Michael Imperioli, en un papel muy alejado al que le lanzó al estrellado en Los Soprano, aquí padre de familia y productor de Hollywood con problemas de adicción al sexo. Era inevitable que, por su parte, también llegaran alusiones a la mafia. Su papel tangencial en la trama de Tania hace más que probable que a ellos también podamos descartarlos.

El tercer grupo lo forman dos matrimonios que deciden pasar unos días de vacaciones en el resort. De estas dos parejas, a Aubrey Plaza la descubrí este verano en Parks & Recreations (una joya rescatada por la HBO este verano). De alguna manera sigue interpretando al mismo personaje, pero ya con cierta madurez a sus espaldas. Su interpretación ha sido otra de las bazas de estos nuevos episodios. Su marido Ethan (Will Sharpe) acaba de nacerse con una gran fortuna tras la venta de su empresa y va a celebrarlo con este viaje con Cameron, uno de sus mejores amigos de la Universidad. Cam, que siempre disfrutó quitando a Ethan lo que perseguía, está interpretado por Theo James, que repite este año en otra serie de HBO tras la tristemente cancelada La mujer del hombre del tiempo, donde desarrolló su faceta de galán tras ser héroe de acción en la saga Divergente. Las tensiones por las sospechas de infidelidades están aquí servidas. Por cierto que la esposa de Cam (interpretada por Meghann Fahy) también obtuvo el salvoconducto a la supervivencia, al ser ella quien hace el macabro descubrimiento con el que arranca la temporada.

Mike White ya ha desvelado que está pensando en algún país de Asia para los futuros episodios y que la temática sería la muerte y la espiritualidad oriental. Cada entrega ha estado centrada en un tema concreto. En la primera fue la lucha de clases y en la segunda el sexo y el poder. Esas dos parejas de matrimonios que han compartido viaje comentan al final del último episodio que al año siguiente repetirían viaje a las Maldivas. ¿Es una pista de la nueva ubicación?