Crítica de serie
'El cuento de la criada', final de serie: la guerra tan solo acaba de empezar
El último capítulo del exitoso drama distópico feminista ha servido para atar cabos emocionales a la vez que para allanar el terreno hacia 'Los testamentos'

Elisabeth Moss (June) en el episodio final de 'El cuento de la criada'. / Hulu
Juan Manuel Freire
La experiencia de ver 'El cuento de la criada' (Max) ha sido intensamente diferente esta temporada. En parte porque en medio de otro mandato de Trump, los temas de maternidad y libertad de la serie han vuelto a resonar con fuerza particular. También porque, siendo estos los últimos capítulos, sus guionistas no han caído en la trampa de la circularidad y han entregado, semana a semana, episodios con decisiones y hechos que importaban, que tenían consecuencias y a veces efectos irreversibles.
Aunque al principio de temporada June (Elisabeth Moss) y Serena (Yvonne Strahovski) huían hacia lugar seguro, cada una con su respectivo bebé, ambas tardaron poco en volver a la guerra, la primera sumándose de nuevo al grupo paramilitar Mayday y la segunda convirtiéndose en embajadora global de la comunidad de Nueva Belén, esa versión más 'amable' de la teocracia conservadora de Gilead; también, de paso, casándose con el sumo comandante Wharton (Josh Charles), relevo de Fred Waterford (Joseph Fiennes) y la medio redimida Tía Lydia (Ann Dowd) como némesis principal de June, capaz de enviarle a morir en la horca sin pestañear. Por suerte, también sin éxito.
Reuniones y despedidas
Esta entrega final arrancó como, en esencia, una larga serie de reuniones. June restableció lazos con su madre Holly (Cherry Jones), que se suponía había muerto en las colonias y ahora es cooperante en el campo de refugiados de Alaska; con su antiguo amante, el agente doble Nick Blaine (Max Minghella), o con su marido Luke (O-T Fagbenle) y Moira (Samira Wiley), a los que rescataba de ese fotogénico parque acuático abandonado en Tierra de Nadie con ayuda de su novio de Gilead. Por su parte, Janine (Madeleine Brewer), ahora una Jezabel, cruzó de nuevo caminos con la Tía Lydia y, después, la propia June o, más importante, su hija Charlotte, con la suerte además de que la niña parecía reconocerla.
Pero, poco a poco, esta recta final de 'El cuento de la criada' empezó a presentarse también como colección de despedidas. La tensión narrativa ha venido dada sobre todo por una insurrección que se ha cobrado sus víctimas, entre ellas un Nick inconsciente del vuelo a Washington D.C. en el que se metía o un comandante Lawrence (Bradley Whitford) que sí era plenamente consciente del destino y de lo que hacía falta hacer para liberar la región de Boston. De los 37 comandantes asesinados gracias a un pastel de bodas empapado en sedante, casi mejor no hablar. No merecen que su nombre se recuerde, aunque el giro hacia el verdadero mal de Timothy Simons ('Veep', 'Nadie quiere esto') como el comandante Bell solo puede tildarse de memorable.
Un epílogo y un preámbulo
Primero se recuperó Boston y ahora Mayday planea derrocar a Gilead un estado detrás de otro, siguiendo por Nueva York. Es decir, la guerra solo acaba de empezar. El episodio final de la serie ha sido a la vez un largo epílogo y una especie de capítulo cero. Por un lado, hemos visto a June dar un largo paseo por su propia historia, a veces a través del pensamiento ('flashbacks', 'flashforwards' a un Boston soñado con Fleetwood Mac como banda sonora) y otras, del encuentro con personajes a los que hacía tiempo que no veía (la Emily de Alexis Bledel, que al parecer llevaba siete meses luchando en Bridgeport) o no verá en un tiempo (su madre, su hija Nicole, Luke o una Serena a la que por fin perdona); esa historia que diversos personajes le animan a escribir y que podría llevar por título, según sugiere también el nombre del capítulo, 'El cuento de la criada'.
Por otro lado, esa insistencia constante en la continuidad del conflicto entre Gilead y Estados Unidos invita a pensar en este capítulo final como un piloto claro de 'Los testamentos', la adaptación (ya en fase de rodaje) de la secuela literaria publicada por Margaret Atwood en 2019. Bruce Miller, 'showrunner' inicial de la serie madre, está al frente del proyecto, que cuenta con la propia autora del libro como productora consultora. En otras palabras, Hannah, la hija de June y Luke, no ha llegado a salir de Gilead, o de lo contrario nos habríamos quedado sin una de las dos heroínas de la serie que vendrá. La otra: Nicole.
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