La Opinión de A Coruña

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Tómatelo en serie

‘La edad de la ira’, una historia de adolescentes que tienen que ver los adultos

La serie pone sobre la mesa aspectos como la homofobia, el racismo y la violencia machista

Manu Ríos (Marcos), Daniel Ibáñez (Raúl) y Amara Aberasturi (Sandra), en la serie ’La edad de la ira’.

La adolescencia es una de las etapas más complejas e incomprendidas de la vida de un ser humano. Y los chicos y chicas que la están pasando (y los adultos que les rodean), no tienen un manual de instrucciones que les enseñen cómo proceder ante los retos que se les presentan. Por si esto no fuera poco, la actual generación se debe enfrentar a la incongruencia que supone crecer alentada por mensajes que hablan de libertad e igualdad para luego acabar enfrentándose a situaciones de odio como la homofobia, el racismo y la violencia machista, que están experimentando un peligroso repunte. De esto trata la novela ‘La edad de la ira’, que ahora ha adoptado la forma de una miniserie de cuatro capítulos que emite a nivel mundial Atresplayer Premium.

La historia que cuenta, que tiene ingredientes de ‘thriller’ y drama, es la de cuatro adolescentes que, de una manera u otra, viven la situación traumática a la que se enfrentan dos de ellos, Marcos (Manu Ríos) e Ignacio (Carlos Alcaide), unos hermanos que sufren una situación de violencia en casa causada por un padre autoritario, que desemboca en el asesinato de este por parte, supuestamente del menor, Marcos. Y también la de la relación sentimental y sexual a tres que este establece con dos compañeros del instituto, Sandra (Amaia Aberasturi) y Raúl (Daniel Ibáñez), que no será entendida por su entorno.

"La parte policiaca buscar descubrir si fue él quien lo hizo, pero plantea si todos somos culpables de la violencia que hay alrededor. Asimismo, la amistad es clave, una de las grandes pulsiones de la adolescencia y ojalá lo sea de la sociedad", apunta Nando López, autor de la novela homónima, que quedó finalista en los Premios Nadal en 2010 y ya va por la 15ª edición.

La ficción huye de la tradicional narración cronológica para abordar la historia según el punto de vista de los cuatro chicos, que protagonizan cada uno de ellos uno de los capítulos, para mostrar las muchas vertientes de los adolescentes. Una estructura polifónica que guarda la esencia y la misma crudeza y poesía de la novela, escrita por López cuando aún era profesor, a partir de las experiencias recogidas por él, y por sus compañeros en el instituto donde impartía clases. 

Aunque en la novela la historia se explica desde el punto de vista de los docentes, mientras que en la serie, como en la obra de teatro que adaptó el propio López, es a los adolescentes a quienes se les da el protagonismo para darles voz. A ellos se une también algún adulto, como el profesor, Álvaro, al que da vida Eloy Azorín, con el que se hace "un homenaje a quienes creen en la educación como una forma de construir futuro", según apunta López.

Pese a que en estos años la novela ha corrido por institutos como lectura recomendada y en forma de talleres, el autor, que se ha implicado mucho en la ficción -- una producción de Atresmedia TV en colaboración con Big Band Media (The Mediapro Studio) y Masficción, dirigida por Jesús Rodrigo-- asesorando y supervisando los guiones de Juanma Ruiz Córdoba y Lucía Carballal, su intención no es concienciar, sino "provocar el diálogo" y generar debate. Para los jóvenes actores, dar vida a unos personajes que conocen tantos adolescentes es un reto al que se enfrentan con responsabilidad. “Espero que la gente que lo ha leído no se lleve un chasco. Porque, a veces, pasa cuando de un libro hacen una película. Yo me he exigido mucho para que eso no pasara”, dice Aberasturi, recordando que la serie no es totalmente fiel a la novela y se ha actualizado.

“Yo no conocía la novela antes de saber del 'casting'”, confiesa Ríos, ”pero luego vi el impacto que tenía, cuando se anunció en redes que se haría la serie. No sabía que había tenido un ‘boom' tan grande entre los adolescentes”, reconoce el actor e 'influencer'. Y confiesa: “Sentimos la responsabilidad de estar a la altura y llevar los valores que aparecen en el libro a la serie. Para que la gente reflexione”. Un deseo que comparte Daniel Ibáñez. “Yo creo que la gente se va a emocionar mucho con lo que verá y eso es importante para que llegue lo que se quiere transmitir (...) Los adolescentes y los adultos van a hacer 'click' con esta serie, sin ser conscientes de lo que les está enseñando, y eso es mucho más efectivo”, sostiene. “Tiene un poso de urgencia para llamar a la reflexión. Que cada uno haga instrospección, porque en esta sociedad queda mucho por resolver”, concluye Alcaide.

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