Bajó el telón para Cristo y Rey. Atresmedia ha terminado esta semana con la emisión de la primera temporada (¿será la única?) del biopic centrado en una de las parejas más populares de la prensa del corazón española durante los años 80, Ángel Cristo y Bárbara Rey. El tempestuoso romance entre el domador de fieras y una musa del destape con hilo directo con las más altas instancias del Estado que levantó y sigue levantando ríos de tinta se ha convertido en serie de televisión y uno de los estrenos que más se esperaban del año. Ha sido creada y producida por Daniel Écija, veterano productor que está detrás de títulos tan populares en la pequeña pantalla de nuestro país como Médico de FamiliaLos Serrano7 vidasAida o El internado, entre otras.

La elección de Jaime Lorente y de Belén Cuesta para protagonizar la serie podría dar a entender que estábamos ante una comedia o una parodia. Pero de risas nada. Puede que la cosa empiece con lentejuelas, fiestas, carcajadas y alegría, pero a medida que va avanzando la historia nos vamos dando cuenta de hasta qué punto la vida de la popular vedette se iba transformando en una pesadilla. Por cierto que ambos compartieron serie en La Casa de Papel. Me cuesta mucho ver disociar a los dos intérpretes de sus anteriores trabajos por lo que no sé si hubiera sido mejor recurrir a otros menos conocidos, pero ambos hacen un gran trabajo. Lorente hace el mismo papel de macarra pendenciero, aunque nunca le habíamos visto como villano. Mientras que Belén Cuesta consigue que esas inseguridades que imprime a sus papeles cómicos (inolvidable su Magüi en Paquita Salas), nos transmitan el dolor y el sufrimiento interior de la vedette.

Aunque en la trama está presente el romance de Bárbara Rey con el Rey Emérito (la serie de manera muy sutil insinúa alguno de los pasajes más oscuros con guiños hacia quienes conocen el trasfondo), a lo largo de los ocho episodios la historia que se nos cuenta es la violencia machista que sufrió la artista de manos de su marido. Así que a todos aquellos que vengan a escarbar en truculentos escándalos sobre la Casa Real Española, les diré que se vayan a hacerlo a otro sitio porque aquí el foco se pone en la historia del maltrato que sufrió de manos de su marido. Esto no es The Crown. El romance está, pero aquí la historia es otra, la del maltrato. Unas agresiones que por cierto no pudieron quedar probadas en el juicio, donde el acusado no era el agresor, sino que era ella quién tenía que demostrar que era una buena madre para que le dieran la custodia de sus hijos. Cristo y Rey hace un repaso al machismo de la época y cómo se normalizaban situaciones que no tenían nada de cómicas. Y antes de que lo pregunte nadie, sí. En la serie sí que está ese sketch de Martes y 13 de "Mi marido me pegga".

La trama arranca a finales de los 70, momento en que la carrera de Bárbara Rey está en lo más alto, mientras que la de Ángel Cristo comienza su declive. El domador acude a la actriz y vedette como acicate publicitario para su decadente circo. Tras un rápido romance, ambos acaban pasando por el altar y convirtiendo de paso el enlace en foco de promoción para su espectáculo. Pero pronto llegaran los celos, los arranques de furia y la adicción a la cocaína que convirtieron los ocho años de matrimonio en un infierno. Ángel Cristo murió en 2010 y todavía recibía homenajes y reconocimientos públicos, hoy impensables después de lo que la serie nos cuenta. Aunque es cierto que cuando falleció llevaba años convertido en una parodia de sí mismo. El hecho de que fuera atacado por sus leones era motivo de chanza, aunque no lo fuera tanto el que las autoridades le tuvieran que confiscar sus fieras por el lamentable estado en el que se encontraban en el circo. La serie nos muestra esos momentos finales del domador, con un Jaime Lorente maquillado como si fuera Collin Farrell haciendo de El Pingüino en Batman.

Parece que estamos ante toda una oleada de biopìcs donde las series analizan algunos de los hechos más recientes de nuestra historia, como si esto fuera un episodio de Cuéntame, pero visto desde el prisma de figuras relevantes de la época. Esta semana con el desembarco de Sky-Showtime en España hemos tenido la biografía de Miguel Bosé y este domingo llega también Atresmedia otra serie basada en la carrera de Nacho Vidal, el actor porno español más popular. Cristo y Rey se inscribe en la estela de Veneno, que contaba la vida de la estrella trans, o Los Reyes de la noche , aunque en esta última se cambiaban los nombres de los personajes reales que la inspiraron aunque todos sabíamos quiénes eran. En Cristo y Rey no se oculta nada. Hay todo un desfile de cameos de personajes célebres de la época que siempre acaban despertando una cierta nostalgia entre los espectadores más veteranos. Además con rótulos en la pantalla que no dejan lugar a dudas sobre de qué celebridades estamos hablando. Tampoco están de más, porque en algunos casos el parecido era un tanto dudoso. Paquirri, Alain Delon, Jesús Mariñas, José María Iñigo, Jaime de Mora y Aragón, Manolo Escobar, Miguel de la Quadra-Salcedo, Norma Duval... y por supuesto, Juan Carlos I. Todo un festival de cameos.

El romance de la actriz con el hoy monarca Emérito aparece en la trama de la serie, aunque puede que a algunos se les quede corto si era eso lo que buscaban cuando empezaron a verla. En el tercer episodio se nos cuenta el suicidio de la actriz Sandra Mozarowsky y cómo Bárbara Rey llega tarde a su gran debut en el circo a causa de esta trágica muerte, sin más explicaciones. Solo buscando nombres en Google uno puede deducir qué es lo que la serie ha querido insinuar o no con esta escena. Dentro de esta recopilación de momentos turbios en la trama de la relación sentimental con el monarca, tenemos que la casa de la actriz estuvo llena de micros para escuchar sus llamadas. ¿Decisión del Rey o de los servicios secretos de la época? (que por cierto estuvieron salpicados por escándalos de escuchas ilegales a celebridades). En otro momento de la serie Bárbara Rey acusa al monarca de ser quién está detrás de que nadie en el mundo del cine quisiera trabajar con ella. Algo que la propia actriz ha dicho públicamente en su entrevistas. En el último episodio, la vedette retoma su relación con el monarca. La cámara se aleja mientras ambos se besan en el jardín del chalé en la Moraleja y por un momento da la sensación de que vamos a ver algún dispositivo grabando furtivamente esa escena. Pero, ese momento no llega. En la serie no se nos cuenta nada sobre si Bárbara Rey tenía grabados algunos de esos encuentros íntimos y si extorsionó al monarca con las imágenes. Es todo un cabo suelto que podría retomarse en una segunda temporada pero mucho me temo que lo que hemos visto será una historia cerrada y no tendrá continuidad. El tiempo lo dirá.