Cinco gallegos regresaron de Londres 2012 con una medalla al cuello. Las regatistas Támara Echegoyen y Sofía Toro, el triatleta Javier Gómez Noya, el palista David Cal y la jugadora de balonmano Begoña Fernández permitían a Galicia sacar músculo y presumir de una gran salud deportiva. En Río 2016 las cosas han sido bastante diferentes y solo se ha podido festejar el oro de Cristian Toro, que une su nombre a la legendaria nómina de medallistas olímpicos gallegos. Una de las 17 preseas que conquistó la delegación española. Las mismas que en Londres, pero con siete de oro que le permite acabar en el puesto 14ª del medallero.

-Cristian Toro. El palista viveirense cumplió todos los pronósticos y se proclamó campeón olímpico en K-2 200 metros, junto al catalán Saúl Craviotto. Toro se convierte así el único medallista gallego en esta cita olímpica. Toro y Craviotto llegaban a Río con hambre de medalla. Toro era el novato en una embarcación que contaba con la experiencia de Craviotto como mejor aval. El catalán ya había logrado un oro en Pekín (junto al cangués Carlos Pérez) y una plata en Londres. El támdem gallego-catalán mostraron una gran superioridad en la final, cruzando la meta en la primera posición con un tiempo de 32.075, por delante del equipo británico formado por Liam Heath y Jon Schofield y del lituano integrado por Aurimas Lankas y Edvinas Romanauskas. Tras el preolímpico de Diusburgo, donde lograron el billete olímpico, ya anunciaban que estaban en posición de luchar por las medallas. Y no se equivocaron.

-Támara Echegoyen. El cuarto puesto de la pontevedresa Támara Echegoyen ha dejado a Galicia con el corazón encogido. La esperanza de que Echegoyen volviera a proclamarse campeona olímpica creía con el paso de los días de competición en Río. Llegó líder, junto a su compañera Berta Betanzos, a la Medal Race del 49er FX, pero los contratiempos en la salida lastraron sus opciones en la regata definitiva. Llegaron a rozar el bronce, pero al final perdieron el último pulso con las danesas y acabaron cuartas. Después de su oro en Londres en la clase Elliot, junto a la coruñesa Sofía Toro y a la asturiana Ángela Pumariega, la pontevedresa se vio obligada a reinventarse al caerse del programa olímpico el Match Race. Formó entonces un equipo con Berta Betanzos en el 49er FX. Tras un ciclo olímpico muy duro y con mucho trabajo, esfuerzo y dedicación, llegaron a Río tras conquistar el título mundial en Florida y la medalla de bronce en el Europeo. Sus rivales las temían y su confianza era máxima. Dominaron las regatas previas en Marina da Gloria y se plantaron en la Medal Race en la primera posición, aunque empatadas con las brasileñas (que a la postre se llevaría el oro) y con las danesas y con las neozelandesas a un punto. Al final la gloria les fue esquiva y se quedaron fuera de un podio en el que la plata fue para Nueva Zelanda y el bronce para Dinamarca.

-Teresa Portela. En sus quintos Juegos Olímpicos, la palista canguesa soñaba con completar su gran palmarés con una medalla olímpica. 17 meses después de dar a luz a su hija Naira, Portela se aseguraba su presencia en los que todo el mundo señalaba como "sus" Juegos. En Londres fue cuarta a dos centésimas del bronce y se fue con una sensación de "rabia" que no le quedó sin embargo después de la sexta posición de Río. "Lo di todo. Me voy contenta", dice la palista, que tras su regreso a casa no descarta preparar la cita de Tokio de 2020.

-Rodrigo Germade y Óscar Carrera. El tudense y el cangués formaban parte del K-4 1.000 en el que también remaban Javier Herranz e Íñigo Peña. Los palistas gallegos querían seguir la estela de Cristian Toro, pero finalizaron en una meritoria quinta posición en la que era su primera cita olímpica.

-Fernando Echávarri. El campeón olímpico de la clase Tornado en Pekín junto al arousano Antón Paz acudía a Río con la canaria Tara Pacheco en la nueva clase de Nacra 17. En la que era su tercera participación olímpica, el pontevedrés no pudo alcanzar la Medal Race, que daba opción a luchar por el podio.

-Iago López. La vela española se marcha de vacío de Río. El sonense Iago López, tripulante del 49er patroneado por el santanderino Diego Botín, disputada sus primeros Juegos. Llegaron a la Medal Race con opciones de luchar por el quinto puesto, pero al final se marcharon de Río sin el diploma olímpico.

-Miguel Alvariño. El arquero pontés llegaba a Río dispuesto a luchar por las medallas tanto en el concurso individual como por equipos. Pero no tuvo fortuna. Pagó el exceso de nervios en su primera cita olímpica y cayó en la ronda de dieciseisavos ante el surcoreano Lee Seung-Yun por 1-7 (28-27, 29-23, 29-29, 28-27). Por equipos fue eliminado por Holanda (5-1) en la primera ronda.

-María Vilas. La nadadora de Ribeira debutaba en una cita olímpica y nadó en dos distancias. En el 400 estilos se quedó fuera de la final al acabar quinta de su serie con una marca de 4:42.52. En el 800 libre firmó un crono de 8.3.43 para finalizar decimonovena, fuera también de la final.

-Vanesa Rial y Paula Medín. Las coruñesas lograron un histórico diploma olímpicos en Rugby Seven. Las leonas se impusieron a Fiji (21-0) en el pulso por el séptimo puesto y firman una gran actuación en su debut olímpico.

-Alessandra Aguilar. Río fue una pesadilla para la lucense, que afrontaba sus terceros Juegos. Sufrió un desfallecimiento durante la prueba de maratón y se vio obligada a abandonar.

-Frank Casañas. El discóbolo de origen cubano disputaba en Río sus quintos Juegos (los terceros con la selección española). Casañas, afincado en Pontevedra, cerró su concurso con un mejor lanzamiento de 59,96 metros insuficiente para alcanzar la final olímpica.

-Jean Marie Okutu. En su primera participación olímpica, el marinense no superó la ronda de calificación de salto de longitud tras realizar una mejor marca de 7.75 metros, lejos de los 12 mejores que daban acceso a la final.