Riccardo Ravagnan, un italiano dicharachero y aficionado a las redes sociales, es estos días el personaje más buscado en Enoshima, la localidad costera donde se disputa la competición de vela en estos Juegos Olímpicos. Hace dos años la Federación Española de Vela contrató a este experto en meteorología y licenciado en geología con la intención de que crease un modelo meteorológico de la Bahía de Sagami, donde se disputan las regatas, como parte fundamental de la estrategia olímpica de los españoles en Tokio.

Tamara Echegoyen, durante un descanso. | // MARÍA MUÍÑA

El italiano, un personaje con una opinión muy importante en el seno del equipo, ha cobrado una especial importancia en las últimas horas después de que se anunciase la llegada para mañana de un tifón a esta región, algo que podría condicionar la competición de vela. Ravagnan es ahora mismo la persona más buscada en Enoshima. Todos buscan su opinión y las lecturas de los mapas y pronósticos que con frecuencia le llegan a su ordenador. Especialmente inquietos están los que deben comenzar a regatear en las próximas horas. A este grupo pertenecen los tres gallegos que acuden a Japón convencidos de que pueden estar en la pelea por la medalla olímpica. La próxima madrugada arrancan Tamara Echegoyen (junto a Paula Barceló en 49er FX) e Iago López Marra (compañero de Diego Botín en 49er) mientras que un día después lo hace Nico Rodríguez junto a Jordi Xammar en el 470. La previsión dice que los vientos fuertes pueden afectar especialmente a Echegoyen y López Marra; mientras deberían tener menos incidencia para Nico Rodríguez. Aunque Tokio ya ha reprogramado algunos horarios para escapar de la inclemencia metereológica se espera que su paso sea rápido y que regresen las condiciones más habituales de esta época del año, una buena noticia para los regatistas gallegos.

Por experiencia los regatistas, aunque conscientes de que se trata de una competición larga y donde se puede descartar el peor de los resultados, no quieren entrar con mal pie en la competición. De ahí la zozobra que existe por un repentino cambio en las condiciones en las que van a estrenarse en la competición. Ravagnan ha tratado de tranquilizar el ambiente. De confirmarse será una gran noticia para Nico Rodríguez y Jordi Xammar sobre todo. Gallego y catalán, una pareja muy asentada desde que uniesen sus pasos hace años con la intención de pelear por una medalla a Japón, son una tripulación que disfruta mucho con los vientos medios que suele haber en esa zona de Japón. Es ahí donde mejor han rendido y más partido han sacado a su barco. Enoshima se convirtió en su segunda casa en este ciclo olímpico y solo la pandemia, que agitó agendas y rompió mil planes, les ha impedido estar más tiempo entrenando en la zona. La conocen bien, regatean a gusto en ella y saben cómo sacar el máximo partido a ciertas condiciones de viento. En los últimos entrenamientos se han encontrado con las mejores sensaciones posibles de cara a la competición y están ansiosos por salir al agua en busca de los primeros puntos. La delegación española, una de las más numerosas ya que tiene representación en todas las clases —algo que solo sucedió en Barcelona 92 y porque era el país organizador—, lleva muchos días en Japón ya que fueron de los primeros deportistas que viajar. Todos admitieron sentir en los primeros días cierta sensación de despiste. Felizmente esa incomodidad ya ha desaparecido. Ahora todo se trata de regatear, de escuchar a los entrenadores y de esperar a que Ravagnan les ponga al día con respecto a lo que se encontrarán. El italiano asegura que el de Japón “es un campo de regatas muy complicado porque está muy expuesto a la morfología de la costa, e influenciado por factores no sólo meteorológicos, como las montañas, que hacen que el comportamiento del viento sea difícil de prever”.

Su trabajo estos meses ha sido complicado porque ha tratado de desarrollar un modelo meteorológico de Enoshima y a partir de él se elaboró un documento con entre 10 y 15 diferentes escenarios de lo que podría suceder para todos los regatistas y los entrenadores. Esa es la base de trabajo porque cada mañana hay una reunión en la que se pone toda la información al día con todos los implicados. En esos detalles pueden estar muchas de las claves que luego van a marcar el desarrollo de la competición. Las de estos días, a cuenta del tifón, prometen ser más agitadas que de costumbre.