Opinión | ¿Cómo cree que ha afectado la crisis económica a las rebajas en las tiendas?inventario de perplejidades

Jose Manuel Ponte

Una cuestión de etiqueta

Las rebajas están muy mal porque casi no queda nada y muy pocas cosas están rebajadas. He visitado ya varias tiendas y me parece que hay menos movimiento de gente que el año pasado. El problema es que los comerciantes ya habían reducido antes los precios.

Se ve bastante movimiento de gente, aunque los precios son parecidos a los que ya había hace semanas, antes del comienzo de las rebajas oficiales. Todos los años hay rebajas encubiertas, aunque ahora se habla más de ellas. Hay artículos sin rebajar de temporadas anteriores.

Las calles comerciales están muy animadas. Los descuentos están bien y hay que aprovecharlos. La mayoría de los artículos están casi un 50% más baratos. Las rebajas también benefician a la hostelería, porque hay más gente que pasea por las calles.

Hay bastantes descuentos, aunque algunas tiendas ya habían bajado los precios antes de que comenzaran oficialmente las rebajas. Creo que hay bastante gente, tanto en las tiendas como en la calle. Hay mucha ropa de otras temporadas que quedó sin vender.

La celebración de la Pascua Militar ha dado lugar a polémica en la prensa madrileña. En El País se quejan de que la Casa Real no haya permitido a los periodistas quedarse al vino español con que se cierra el acto protocolario, lo que ha impedido a los reporteros aproximarse a los corrillos de notables que se van formando, y poner la oreja a los comentarios que allí se deslizan maliciosamente, con toda la intención de que sean difundidos. En ocasiones anteriores, tanto los presidentes del gobierno como los jefes de la oposición aprovecharon la coyuntura para soltar alguna indiscreción. Y hasta el Rey lo hizo, según recuerda el periódico. Debió de quedar escarmentado el monarca, porque tanto en la recepción al cuerpo diplomático como en la Fiesta Nacional se pusieron límites a las tareas informativas, eso sí, de la forma más educada y disimulada posible. Sospecha el periódico de Prisa que esa actitud de recelo pueda estar en relación con el malestar de la Casa Real por incidentes habidos con los medios, tales como la libérrima biografía sobre la Reina que escribió Pilar Urbano y por las caricaturas que el semanario satírico El Jueves dedicó al Rey y a los príncipes de Asturias. El titular que resume la información es muy expresivo: "Carbón para la prensa en el Palacio Real". Y el texto que lo acompaña sigue en la misma línea de enfado contenido. " La sensación que tuvieron muchos periodistas -concluye el diario- es que no eran bienvenidos en Palacio". Salta a la vista que nadie se las arregla tan bien como los periodistas para convertir la falta de información en noticia . Y la celebración de esta Pascua Militar tan poco noticiosa es una clara demostración de hasta dónde puede llegar el oficio sacando agua de un pozo seco. El Mundo no se enfada tanto con la Casa Real como su colega de la mañana y centra su atención en el traje con que asistió a la gala la ministra de Defensa, Carme Chacón , que le pareció impropio de la ocasión. Según puede verse en la foto de portada, la señora ministra llevó un traje oscuro, de chaqueta y pantalón, y una camisa blanca, cerrada en el cuello y la pechera con una cinta negra. No es un traje de etiqueta clásico, ni un traje de camarero, sino un conjunto bastante mono, pero al periódico que dirige don Pedro J. Ramírez no sólo le parece una vestimenta inadecuada y contraria al protocolo exigido por el Rey sino que -yendo aun más allá en su interpretación- le atribuye a la ministra "un afán de aparentar una marcada masculinidad que da mucho que pensar, porque si ella asume que esa (vestimenta) combina mejor con el cargo de Defensa resultaría difícil encontrar un ejemplo más claro de pensamiento machista". La crítica parece un poco traída por los pelos, como en esas viñetas donde los trogloditas arrastran a sus mujeres por el suelo de la cueva. El uso del traje de chaqueta y pantalón por las mujeres es una cosa corriente desde hace muchos años y a nadie escandaliza. La vicepresidenta del Gobierno lo lleva habitualmente y eso no suscita editoriales reprobatorios. Además, el señor Ramírez y su esposa, Ágatha Ruiz de la Prada, no son precisamente un modelo de discreción en el vestir. A ella le hemos visto hacerse notar en las recepciones palaciegas con unos modelos especialmente chillones.

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