Opinión | un minuto

José María Echevarría

Tropezar en la misma piedra

Tuve una inicial resistencia a leer A sangre y fuego, del periodista exiliado Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897-Londres, 1944) porque el título me parecía un tanto apocalíptico para un libro sobre nuestra guerra civil. Me decidió, sin embargo, que lo firmase un colega, sabiendo además que recogía nueve relatos, visiones de uno y otro bando. Lo leí de un tirón, pero nada nuevo. Ese es mi juicio. Ni por las matanzas que se cuentan, ni por sangre fría con que se aceptan, ni por la ausencia de justificación a tales desmanes -uno de los protagonistas llega a decir que "su causa, la de la libertad, no había en España quien la defendiese"-, nada de lo leído entonces me aportó gran cosa. Novedades, desde luego, ninguna. Luego, repensándolo, calibré que esa misma falta de novedad es la gran aportación del libro, y posiblemente de los que puedan venir sobre este tema: que ya lo sabemos casi todo, que no hay nada nuevo, a no ser flecos personales sobre la tragedia de una guerra civil. Y a pesar de todo, parece que no aprendemos por lo siguiente. A pesar de la campaña para erradicar de templos y monumentos las placas con la lista local de los caídos por Dios y por España -que así es como ahí ponía-, por considerarse una manifestación partidista, de un solo bando, ahora conocemos la iniciativa reciente para levantar en San Amaro un monumento con los nombres de los "asesinados por el franquismo". ¿En qué quedamos?

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