Opinión | inventario de perplejidades
Jose Manuel Ponte
El desnivel prometeico
Sobre la esquina del mapa donde yo habito, sopló un fortísimo viento huracanado que en algunas zonas de la costa alcanzó los doscientos kilómetros por hora. Es decir, la velocidad propia de un ciclón tropical. La descomunal fuerza del viento hizo volar tejados y antenas de televisión, derribó muros, árboles y postes del tendido eléctrico, y levantó olas enormes de hasta veinte metros de altura. En muchos lugares se quedaron sin luz y sin teléfono durante dos días. Los meteorólogos nos explicaron que se trata de un fenómeno no habitual en estas latitudes producido por el choque de una masa de aire caliente con otra de aire frío, lo que da lugar a la rápida formación de una borrasca muy profunda en un periodo de tiempo muy corto. Una auténtica bomba meteorológica a la que se conoce como "ciclogénesis explosiva", en términos técnicos. El susto ya ha pasado pero a mucha gente le queda la impresión (quizás sin mucha base científica) de que el cambio climático podría provocar en el futuro fenómenos parecidos, trasladando a este extremo del océano Atlántico lo que hasta ahora era propio del mar Caribe. En cualquier caso, la reacción del público ha sido muy interesante de observar. una parte de la población, entre la que me cuento, se limitó a ponerse a cubierto en lugar seguro, reforzar puertas y ventanas, y, como suele decirse, "capear el temporal". Pero hubo otro grupo, bastante numeroso por cierto, que culpó a las autoridades y a los meteorólogos de no haber tomado las medidas preventivas necesarias y, sobre todo, de no haber reparado los efectos del huracán en brevísimo espacio de tiempo. He leído, no sin asombro, que los viajeros de un tren organizaron un motín para protestar porque el convoy se detuvo ante la imposibilidad de seguir viaje con las debidas garantías de seguridad al estar la vía cortada tras la caída de algunos árboles. Luego, denunciaron al maquinista por reanudar la marcha con excesiva lentitud en medio de la tormenta, circunstancia que les impidió llegar a tiempo a unas citas que tenían comprometidas, entre ellas un entierro. (¡La que no hubieran organizado en caso de haber descarrilado, por todo lo contrario!). La idea de que el Estado debe garantizarnos unos servicios de una eficiencia extraordinaria está muy extendida. Especialmente, entre los partidarios de reducir al mínimo las competencias, servicios, y personal funcionario del Estado, y también de los impuestos con que se sufraga todo ello. Es posible que esa falsa impresión tenga su causa en la incapacidad para entender lo complejo que es el mecanismo burocrático estatal y lo que cuesta mantenerlo en perfecto funcionamiento. En el fondo, se trata de la misma incapacidad que nos impide relacionar las causas con los efectos en una sociedad tecnológicamente desarrollada donde el 1% de la población acapara casi el 50% de la riqueza mundial. Quizás por eso mismo estemos imposibilitados para comprender que la perturbación causada por un fenómeno natural no pueda ser controlada inmediatamente por medios técnicos. Justamente, los mismos que empleamos para hacer daño, muy eficientemente, a otros congéneres. A esa falta de conciencia, Günther Anders le llama, muy atinadamente, "desnivel prometeico".
- Este pueblo a media hora de A Coruña busca vecinos: ofrece trabajo y tiene las viviendas más baratas de la provincia
- Qué hacer si sufres un infarto estando solo en casa: pasos clave para actuar a tiempo y salvar la vida
- Nuevo varapalo para los propietarios: los inquilino podrán extender su contrato aunque el casero no quiera
- El psiquiatra Enrique Rojas, experto en salud mental, sentencia a los infieles: 'El mejor amor se pierde si no se trabaja...
- A Coruña, Arteixo y Culleredo se alían para rehabilitar la infraestructura deportiva de Montegolf y piden 340.000 euros a la Xunta
- El TSXG da la razón a Oleiros en expropiar y demoler un edificio
- Polémica en el mercado de San Agustín: las placeras exigen al Concello que frene el concurso para 23 puestos
- Monte Mero, futuro barrio de jóvenes