Llamamos cultura al conjunto de creencias, costumbres, ritos, usanzas sociales, literarias, artísticas y métodos de trabajo de un pueblo determinado, constituidos por elementos propios y por ajenos tomados del saber antiguo y recibidos tradicionalmente de una generación a otra. En síntesis, cultura es la tradición viva y operante de un pueblo. Nace como disciplina en Alemania e Inglaterra promovida por los autores románticos alemanes e ingleses de la segunda mitad del siglo XIX. En España nace en 1881 tomando el nombre de folclore por iniciativa del gallego Manuel Machado Álvarez.

En Galicia, la primera que promueve y da a conocer la cultura popular gallega o folclore es la genial escritora gallega, Emilia Pardo Bazán, escribiendo multitud de artículos y editando revistas y folletos sobre dicha disciplina. En esta labor merecen citarse como sus continuadores José Pérez Ballesteros por su Cancionero Gallego y Manuel Valladares por sus estudios sobre ella.

La cultura gallega o folclore de Galicia está determinada por su tierra con sus circunstancias geofísicas, por la idiosincrasia de gentes, por su estructura económica social, por su mitología y por su religión cristiana católica.

La tierra de Galicia era para los antiguos Finis Terrae, el fin del mundo. Quedaba lejos de los grandes centros y caminos de la actividad humana. Está marcada y delimitada por el paisaje de sus suaves montañas, por sus bellos valles, sus verdes campos, sus muchos y hermosos ríos, por su clima atlántico lluvioso, cielo nubloso y por su extensa costa marítima con sus preciosas rías y varadísimas playas, llenas de encanto.

Las gentes gallegas son de origen celta, pueblo asentado en torno al Océano Atlántico. Los celtas eran hombres de guerra, bravos en el combate, propensos al desaliento y alegres en los banquetes y fiestas. Las gentes gallegas mezcladas con los romanos, suevos, visigodos, castellanos y otros pueblos son temperamentalmente reservados, introvertidos, desconfiados, hipercríticos, positivistas, conservadores, trabajadores y perseverantes, de profunda impresión y al mismo tiempo de reacción lenta y afectos fuertes, dados a la nostalgia, morriña y a la euforia y alegría, al optimismo y al pesimismo. La estructura gallega económica ha estado estructurada por el cultivo agrícola, ganadero, forestal, pesca y derivados y la social por la casa paterna, el linaje, la aldea, parroquias, municipios y provincias, compuesta de señores y foreros, de hidalgos y caseros, abades y paisanos, caciques, bandoleros, indianos, brujas, meigas, curanderos y pescantinas.

La mitología gallega está patente en el culto de sus gentes a sus montes, tal como el Pico Sacro, a las grandes piedras como las de Queiroás en Allaríz, a las aguas como las de las Burgas de Ourense, a los ríos como al Miño, padre de Galicia y a orillas del cual nace la lengua gallega, a las fuentes como las de santa Marina de Aguas Santas, a las lumbres como las de san Juan, a los caminos como el de Santiago de Compostela que señala la Osa Menor y a ciertos lugares mágicos que ocultan tesoros y donas.

La religión cristiana católica gallega, de origen predominante medieval, enseñada en las iglesias y casas paternas, ha penetrado fuertemente en el pueblo gallego. Está constituida por la fe en Dios como ser poderoso, bondadoso y providente, por el inmenso poder misericordioso de la Virgen María, madre de Dios, por la gran veneración de los santos y ángeles, por la creencia en el cielo, purgatorio, infierno y por valor de la oración, de las misas, ofrendas, penitencias y devociones particulares.

Por tradición antigua, el pueblo gallego celebra la fiesta de los santos, Payo, Mamede, Ventila, Telmo, Ero de Armenteira, Munio de Veiga, Marina, Facundo y Eufemia; y por su gran veneración, celebra también a los apóstoles, Santiago el Mayor, Pedro, Juan Evangelista, Bartolomé, a los santos Juan Bautista, Ana, María Magdalena, Marta, Bárbara, Catalina, Lucía, Benito Abad, Blas, Roque, Campio, Margarita, Ciprián y Antonio de Padua? y al ángel san Miguel por su poder frente a Luzbel y demás demonios y al Ángel de la Guardia.

Manifestaciones de la cultura popular gallega son las formas de ser y hablar de los gallegos, su hábitat en las aldeas y pueblos de pocos vecinos, sus trajes típicos regionales, sus relaciones jurídicas y sociales ordenadas por el derecho gallego, sus cultivos agrícolas, ganaderos y pesqueros, sus típicos manjares, caldo galego, cocido, empanada, pulpo, carnes cocidas y pescados fritos, y sus fiestas con sus cantos típicos campestres y marineros, con su música de la gaita y con su baile de la muñeira.

Expresiones de la cultura popular gallega son también los villancicos de Navidad, la fiesta de las Candelas, las penitencias cuaresmales, las celebraciones de la semana santa recordando y memorando la cena del Señor, su vía crucis, su pasión, muerte, crucifixión y resurrección, las procesiones del Corpus Chisti, el culto y ofrendas por los difuntos, la veneración de reliquias de santos, la celebración de sus fiestas, las peregrinaciones y romerías a sus santuarios.

Galicia, escribe, Emilia Pardo Bazán, es el país de las ánimas, siendo noviembre el mes de los difuntos, de los espíritus o de las ánimas, en el que ellas piden sufragios a sus familiares, cumplan sus promesas, paguen sus deudas y les advierten de su mala vida. El culto del pueblo gallego a los muertos surge de misma concepción de la muerte, como separación del cuerpo y espíritu, y de la creencia religiosa cristiana de la vida eterna. Sus costumbres, ritos y ceremonias sobre la agonía de los difuntos, velorio, fallecimiento, funeral, responsos, entierro y ofrendas por ellos ponen de manifiesto la constante y sentida presencia de los muertos en el mundo gallego de los vivos.

Las romerías en Galicia giran a torno a la Virgen María y a los santos en sus santuarios, capillas, parroquias, conventos y catedrales. Se hallan esparcidas por toda su geografía, ubicadas en sitios y lugares de encanto y belleza. Son muy concurridas y muy populares. La más famosa es la romería del apóstol Santiago en Compostela, de carácter universal.

En verano, la geografía gallega está llena de romerías y fiestas populares. Son la quinta esencia de la cultura o folclore gallego por sus creencias religiosas, por sus lugares, por sus típicas comidas campestres del pulpo, empanada, carne al caldeiro, churrasco, celebradas en familia con alegría y buen humor y acompañadas de la gaita gallega.

La Xunta, las Diputaciones y los Ayuntamientos de Galicia tienen como una de sus tareas promocionar y dignificar la cultura gallega, quinta esencia de su idiosincrasia. Una ocasión buena para ello es el próximo Año Santo Compostelano o Año Xacobeo 2010. Esperamos que dichas instituciones estén a la altura de esta gran efemérides de carácter universal.