Así que Tráfico va a colocar 264 radares móviles en toda España para controlar la velocidad media de 100.000 automóviles al día. ¿Somos o no somos víctimas del absurdo? Ahora que ha llegado a su límite la industria de los aparatitos que detectan la situación de los radares fijos, se inventan los móviles. ¿Para cuándo un GPS que nos avise también de su presencia? Empezamos a tener con los kilómetros la misma relación que con las drogas: cuantos más kilómetros se incautan, más kilómetros aparecen. Llegará un momento en el que los kilómetros sean simultáneamente lo más perseguido y lo más presente, como sucede con la coca, por poner un ejemplo. El tráfico de drogas, y quizá su consumo masivo, desaparecerían, como es bien sabido, legalizándolas. El tráfico de kilómetros desaparecería también prohibiendo la venta de coches que corrieran más de lo permitido. Quiere decirse que somos permisivos con lo que deberíamos ser prohibitivos y viceversa.

La solución, en fin, es fácil. Mi coche tiene un limitador de velocidad que pongo a 120 cuando salgo de viaje y aquí paz y después gloria. Lo único que hay que hacer es instalarlo en todos los automóviles con carácter obligatorio. Pero eso sería barato y lógico, sobre todo sería lógico y la lógica nos repugna. La lógica, además, produce pocos beneficios como industria. No hay, que nosotros sepamos, ninguna empresa llamada Lógica SA, ni siquiera ninguna empresa llamada Lógica SL. De cotizar en Bolsa, una empresa de ese tipo llevaría a la ruina a sus accionistas. Parecería una broma, pero una broma seria.

El capo de los empresarios, ese tal Ferrán, acaba de proponer que en las negociaciones colectivas que se avecinan se pacte una reducción de los salarios. Y a eso lo llama negociación. Claro, que al mismo tiempo de proponer eso él se ha llevado unos dividendos millonarios. Pura lógica. Todas las noticias de este verano, incluso el modo de servirlas, constituyen un monumento al disparate. Así que nada, seguiremos incautando alijos de drogas para estimular su tráfico y el de kilómetros para continuar inventando aparatitos que nos distraen de la conducción.