Camufladas bajo el eufemismo de "utilización conjunta", dos bases navales (una en Cartagena de Indias en el Caribe y la otra en el océano Pacífico en Bahía de Málaga), tres aéreas y dos terrestres, ha concertado Colombia con los Estados Unidos. "Siete puñales en el corazón" de América según el comandante Fidel Castro, que con este símil propio de saeta de Semana Santa pretende justificar la compra de armas rusas anunciada por el líder bolivariano Cháves. El quizás vitalicio presidente venezolano se siente amenazado por el acuerdo yanqui-colombiano que entiende es el primer paso para una guerra en la zona, una provocación de su vecino Uribe, al que tilda de peón servidor del imperio, de forma que ha decidido gastarse una buena pila de petrodólares en la adquisición del más sofisticado armamento. Se trata de un número indeterminado de tanques rusos, que deben ser la Leyma, pues los carros de combate en cuestión según dice el propio Don Hugo son rápidos, se esconden de noche y "casi que vuelan", es decir que posiblemente tengan similares condiciones a las armas adquiridas en Suecia que volaron a las manos que las FARC, circunstancia por la cual Cháves, haciéndose el sueco, "por dignidad", no piensa dar explicaciones al Gobierno de Estocolmo, al considerar que los escandinavos han caído en una maniobra sucia orquestada por Colombia, incurriendo ambos ejecutivos en grave responsabilidad por haber denunciado públicamente la aparición de las armas en manos de la guerrilla colombiana. Sin lugar a dudas, con esta forma de pensar y de actuar del presidente bolivariano a nadie puede extrañar que se monte el belén entre las dos vecinas repúblicas suramericanas.

Entretanto, el presidente Uribe se ha ido de gira para intentar convencer a sus colegas continentales de la oportunidad de su acuerdo con los gringos. Como no podía ser de otra manera, el cocalero Evo Morales se puso como un puma; el peruano Alán García se mostró de acuerdo con la decisión colombiana; el ex obispo y actual presidente paraguayo Lugo dijo que cada uno de su capa puede hacer un sayo; Lula se desentendió por el momento del tema que considera debe ser tratado en la próxima reunión de la Unión de Naciones Sudamericanas a celebrar en Quito, a la cual no asistirá Colombia pues no mantiene relaciones con Ecuador. La presidente chilena ni fu ni fa, pero respetando la decisión colombiana; la reina argentina del bótox por supuesto en contra de Uribe y en Montevideo frialdad. Así está la cosa y puede pasar cualquier ídem. ¿Y Obama? Pues Obama, como todos sus antecesores en la Casa Blanca, siguiendo con la doctrina Monroe América para los americanos, del Norte claro está. ¿Y nuestro Gobierno? Bien gracias, Moratinos con inquebrantable adhesión a Cháves, y la vicepresidenta Fernández de la Vega apoyando a los americanos, no vaya a ser que se nos rompa el amor.