En este tiempo de fiestas y verbenas, un vistazo poco atento a esta imagen podría inducirnos a creer que nos encontramos ante una de las muchas actuaciones musicales que atruenan las noches de verano. Los miembros de la orquesta están subidos al escenario y tras ellos se divisan perfectamente el instrumental de una batería y los soportes de los micrófonos de ambiente. El que lleva la voz cantante está situado en primer término y los que le hacen el coro y le dan la réplica, un paso atrás esperando el momento de intervenir a su lado, hay dos tipos corpulentos y bigotudos que parecen salidos de un potente mariachi. Y en la esquina derecha, distinguimos a un hombre bajito, con las manos metidas en los bolsillos de una cazadora. No podemos deducir por su aspecto qué instrumento toca este hombre, pero la expresión de su cara denota una cierta disconformidad con la actuación del cantante. Es posible que grite demasiado, es posible que no siga demasiado bien el ritmo de la canción y desafine un poco, y hasta es posible que se haya equivocado al decir la letra. Algunos veteranos cantantes de verbena salen del paso metiendo morcillas y cambiando una rima por otra. En algunas piezas poco conocidas, la trapacería no tiene mucha importancia y no se nota demasiado. ¿Quién va a reclamar, en medio del rebumbio y la excitación del baile, que el vocalista haya dicho corasón en vez de emosión? ¿A quién le importa eso mientras arrima lo que puede?

En realidad, los miembros de esa pretendida orquesta verbenera son el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, el depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, que lleva un sombrero blanco, y el presidente de Cuba, Raúl Castro. Todos ellos, cuando fueron fotografiados, asistían a los actos de investidura del presidente ecuatoriano y a los fastos programados en su honor, entre ellos este celebrado en un palco musical.

De lo que está diciendo Chávez no nos da noticia la agencia que transmite la imagen. Es de suponer que algo relacionado con la revolución bolivariana y con el socialismo del siglo XXI, según su personal interpretación. En cualquier caso, la coincidencia entre el ideario de Bolivar y el de Chávez, fuera de la lucha por la emancipación de los pueblos de América del Sur, es bastante discutible. Simón Bolívar opinaba que "el Gobierno puramente representativo no conviene a nuestro carácter, costumbre y condiciones actuales ". Y vaticinaba que "mientras no se desarrollen las virtudes políticas que distinguían a los hermanos del norte (Estados Unidos), nada de eso será posible. Por el contrario, estamos dominados por vicios que, desarrollados bajo la guía de España, están cargados de ferocidad, ambición, venganza y codicia".