Opinión | desde los cantones

Celso Ferreiro

Otrosidigo La veleta y la bizarría del alcalde

En pocos día, los coruñeses hemos podido comprobar cómo a la veleta del alcalde le fallaba el cuadrante y variaba bruscamente. Esta y no otra, es la única causa que explica el cambio de actitud de nuestro regidor, en la cesión de locales para los servicios judiciales, en el edificio de la antigua Fábrica de Tabacos, cuya negativa había publicitado con estrépito fechas antes. Todo lo que hace el Sr. Losada se desliza en una llamada "línea madi" (grisácea), sometida a los vaivenes de la minoría protésica que lo mantiene en el poder, cuya divisa lugareña es la negativa y la polémica. El alcalde de La Coruña se ha convertido de esta suerte en el solista de la berrea municipal con esa "bizarría" de rehuir la entrega del trofeo a pie de campo, al capitán del Newcastle, ganador del Teresa Herrera, por no soportar de nuevo el veredicto del público. Es de esos personajes, que cierran los ojos para que no los vean, es el tic de la izquierda caviar, carente de intenciones comprobables. Como armas, el señor Losada, no duda en recurrir al enredo y a la intriga, para excitar a sus concejales/as, como si fueran agitadores. Así descomponen con frecuencia sus modales, en lugar de entregarse al servicio de los vecinos y a resolver algún problema. A la vuelta de agosto, verificado el saldo laboral de la fusión de las Cajas gallegas, habrá que pedirle cuentas al gobierno local, singularmente al alcalde tras haber alzado infructuosamente su voz en defensa de los intereses de la ciudad, por la incapacidad municipal para generar un nuevo ideal cívico amparado en el bienestar económico-social. Para la curiosidad del investigador, sería muy higiénico clarear los "conchabeos" municipales con determinadas entidades, que arrancan de los tiempos de Vázquez y por lo que se deduce han llegado hasta nuestros días. Por tantas razones, no es extraño que los ciudadanos deseen convocar a otra voces. Deben desaparecer del escenario, quiénes habiendo logrado el poder, buscaron fortuna. Nos queda el consuelo de saber, que a estos personajes, les persigue lo único que no pueden adquirir: respetabilidad.

El ayuntamiento deberá retomar la organización del trofeo Teresa Herrera. En las actuales manos, no pasa de ser una mala "pachanga" veraniega.

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