Opinión

José Antonio Portero Molina Es Catedrático De Derecho Constitucional De La Universidad De A Coruña José Antonio Portero Molina

Concurso de estrellas, no solvencia de programas

. n Ferraz tienen unos sondeos, presuntos y no aclarados dice Peces Barba, que justifican la candidatura de Trinidad Jimenez y el descarte de Tomás Gómez como rival de Esperanza Aguirre. Si es así, Gómez sale malparado, pero el PSOE de Madrid también, si no peor. La pregunta es: ¿qué ha hecho el partido en Madrid durante estos años para que su máximo dirigente y candidato no tenga posibilidades por la simple pero rotunda razón de ser casi un desconocido? Lo que sea, oposición constructiva o destructiva, lo ha hecho mal si su hasta ahora candidato y secretario general es requerido a retirarse sin contemplaciones, teniendo que soportar, por resistir, una de esas campañas de humillaciones y acusaciones tan frecuentes entre conmilitones en la lucha por el poder. Cabe preguntarse también, dado que Gómez no es parlamentario, si tampoco en la Asamblea de Madrid hay un solo dirigente con más posibilidades electorales. La debilidad del socialismo madrileño es, me parece, lo más importante de un asunto que nos presentan como un concurso de estrellas en un capítulo más de la historia de un partido que en Madrid fue y es, ¡castiza tradición!, una jaula de grillos. Sea como fuere, un fracaso más del partido tanto más significativo cuanta mayor es la importancia de la circunscripción madrileña y cuanto más asegura la izquierda que es perversa y ultraliberal la política que dirige e impulsa la señora Aguirre. Algo no cuadra en todo esto, como no cuadra en Valencia donde los socialistas tampoco encuentran un rival de peso frente a Camps. Si el PP vuelve a ganar en las dos comunidades y en sus capitales pese a las corrupciones, los espionajes, los endeudamientos, las privatizaciones y los conflictos internos que, en opinión machaconamente reiterada, debieran tenerlo al borde de la ruina política, ¿no habrían de sentirse, más que interpelados, responsables los cerebros pensantes del PSOE? Yo creo que sí, y de qué modo.

En Galicia sabemos de eso porque las mayorías absolutas de Fraga, como las de Aguirre y Camps, hablan no sólo de sus méritos, sino también de la torpeza de sus oponentes socialistas enredados aquí en forzadas cuestiones de identidad. Se simplifican las cosas reduciéndolas a mera contienda individual entre candidatos, cuando se trata de algo más profundo y, lamentablemente, duradero.

Luego está, claro, la injerencia burda e injusta del gobierno en la decisión del partido. Blanco se encargó de hacer público el rechazo del Presidente a la candidatura de Gómez. Zapatero, no se olvide, llamó y respaldó a Gómez en su día haciéndole dejar la alcaldía que ocupaba, algo que para un profesional de la política es tan serio como lo es para cualquier persona dejar un empleo seguro; algo que sólo se hace para ocupar otro mejor e igualmente seguro. Gómez confió su futuro a Zapatero al aceptar porque, en el peor de los casos, de perder ante Aguirre, mantendría un escaño en la Asamblea de Madrid que no está mal. Ahora Gómez, al contrarias al presidente, está en la cuerda floja. Trinidad Jiménez es superior en términos mediáticos y ya se están agrandando sus méritos como ministra de una materia que está en manos de la comunidades y que, por su alto coste económico y su trascendencia social, suele ablandar considerablemente la arrogancia de los consejeros autonómicos cuando tienen que ir a pedir al ministerio. Es una profesional también, pero de las alturas más altas y carece de experiencia autonómica y casi local. Ha negado, como si fuera posible creerla, que Zapatero haya tenido que ver con su candidatura. Cuenta con el respaldo poderoso del gobierno y de sus medios afines que ya han empezado la persecución de Gómez. ¡Gómez enturbia la campaña! titulaba, en magistral ejercicio de neutralidad informativa, el periódico global en español hace días porque no le gustó que más de cien dirigentes locales madrileños firmasen en apoyo a Gómez, secretario general del partido en esa misma Comunidad. ¡Un atrevimiento intolerable!

Y queda el gran hombre. Respaldó a Gómez con la misma sonrisa con que ahora lo descarta e impone a Jiménez. Provoca las primarias, acaso fratricidas, afirmando que son pura democracia y que deciden los militantes de Madrid. Abrazará al que gane y si, por casualidad, derrota a Aguirre, volverá a apuntarse el tanto. Si pierde no se verá concernido por unas elecciones en las que él no compite. Y si Aguirre gana, habrá dos vacantes, en Madrid y en el ministerio, pero con muchos novios. Nada grave.

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