Opinión

Felipe Poncet

La situación de Obama

Obama lleva una larga temporada -prácticamente desde que tomó posesión- cosechando fracasos, hasta el extremo de que determinadas publicaciones ya le incluyen en el escalafón de los peores presidentes USA en puesto bastante destacado y en reñida competencia con Ulysses Grant, Hoover, Taft y Carter. Le han tocado tiempos de vacas flacas y ciertamente recibió herencias envenenadas pero el hombre no da una en el clavo. De seguir así va a hacer bueno a su predecesor Bush II del que se sospecha le hace vudú desde su retiro tejano del rancho de Crawford ayudado por un hechicero comanche. En noviembre habrá elecciones, totales para la Cámara de Representantes, de un tercio para el Senado, y de buen número de gobernadores de los estados integrantes de la Unión, y no se presentan precisamente propicias para los demócratas. Hay nerviosismo en el partido y el sector crítico crece como la espuma ante el temor a una posible debacle en los comicios, lo que podría suponer que Barack Obama no fuese nominado como candidato para las presidenciales de dentro de dos años. La retirada en Iraq de la mayor parte del contingente americano de combate ha traído un recrudecimiento de la insurgencia, y el haber anunciado la fecha de repliegue en Afganistán produjo el mismo efecto al que no ponen freno las evidentes discrepancias entre la Casa Blanca y la cúpula militar. El general jefe del Cuerpo de Marines dijo, alto y claro, que el anuncio de la retirada supuso un estímulo para los talibanes. Es de esperar un pronto plumazo de Obama cesando al parlanchín marine y tampoco debe descartarse que el propio general Petreaeus, jefe máximo en Afganistán, reciba la visita del motorista pues su estrategia difiere mucho de la presidencial, y además no se priva de decirlo. A su antecesor y discípulo, McChrystal, las desavenencias con el comandante en jefe y el cante sobre ellas le llevó al cese fulminante. Claro que no hay mal que por bien no venga, pues el general destituido, que voluntariamente se ha retirado del Ejército, pronto comenzará a dar conferencias a 60.000 dólares la pieza, contratado por una cadena especializada, de esas que hacen millonarios a Clinton, Al Gore y Tony Blair.

El mayor y acaso único acierto de Obama en lo que al conflicto se refiere es llamarle por su nombre, que no es otro que el de Guerra del Afganistán, pues andarse con eufemismos a nada conduce, a nadie convence y por supuesto no reduce bajas. ¿Cómo terminará el conflicto? Fácil, en un baño aún mayor de sangre. Los talibanes, crecidos, están retomando el país poco a poco y buena parte de la población, por convicción o por miedo a represalias, les presta su apoyo. La guerra civil está servida. Obama la tiene clara, pero que muy clara, en todos los campos, claro que a lo mejor repunta con algún éxito en la próxima cumbre de Lisboa con la Unión Europea. Incluso puede producirse la tan anunciada, esperada y prometedora conjunción planetaria que mejore el futuro presidencial.

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