Esta es de estas semanas en las que se te agolpan los argumentos y las necesidades de despacharlos, en las que dudas, que no sabes si empezar a darle a Mas, a los de las cajas de ahorro o de seguir con el Feijóo escondido detrás de su conselleiro con la que le está cayendo en la enseñanza y los frentes que aún le quedan por abrir; parecen surrealistas sus declaraciones, sí hubo huelga, sí hubo manifestación y sí sigue habiendo cabreo en la enseñanza que se extenderá como reguero de pólvora por toda la España de los recortes hasta el 22 de octubre y allí va a dejar claro que, en este servicio público, ni un paso atrás. Y, ojito, que nadie está hablando de economía, nadie está dando soluciones mágicas contra el paro y el que se atreve mete el cazo hasta el sobaco como González Pons y sus tres millones de empleos o Rajoy con el electricista autónomo con el aprendiz de 3.000 euros debajo del brazo, vamos camino del ridículo.

Como el ridículo hecho y anunciado desde este folio sobre las cajas de ahorro. No es que a servidor las musas de la economía le iluminen, más bien le ignoran, pero mientras que las del sentido común no le abandonen, seguirá diciendo que en un país, región, colonia o lo que quieran como Galicia, con los habitantes que tiene Galicia, con el dinero que tienen los gallegos y donde lo tienen invertido o escondido, el aspirar a tener dos o una caja de ahorros que invirtiese en el tejido industrial y productivo del país, que fuese soporte de no sé qué economía nacional que el país se levantaría de la crisis en el país de las maravillas y toda suerte de políticos de todos los colores dando pábulo a tales ficciones y todos los empresarios ricos, pero ricos ricos, callados como...empresarios ricos mudos y pensando qué tonterías están queriendo vender estos charlatanes. Y mientras los responsables de las cajas escapando uno a uno, con el riñón forrado y sin que se notase mucho, después de poner en la calle a más de mil empleados y todo para que llegue el banquero salvador que se va a Méjico con Feijóo a buscar dólares para salvar al euro-galego, que los dueños de los euros-galegos no están por la labor, que les va mejor en otros bancos y fondos de inversión.

Ahora resulta que el valor de las dos cajas juntas no llega a las cuatro cifras, que el Estado tiene que cubrir todos los agujeros y a ver cuándo recupera lo invertido y a ver quién es el guapo que se embarca en lo del novo banquiño galego, que esa es otra, el que meta aquí sus cuartos va a querer rentabilidad de las buenas, va a querer mandar y a los poderes políticos no les va a quedar otra que obedecer. Por lo pronto, una pensionista de las que ha de mirar la peseta una a una me contaba que ella, como muchas, ya se habían ido de la caja con la hucha a otro sitio donde no les cobrasen más de 2.000 pesetas en comisiones por tener una libreta en el nuevo engendro. Señores de la nube económica, la cosa les funciona así, sin fronteras.

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