Antes y ahora los políticos son muy dados a ofrecernos semblantes muy diferentes, que van cambiando como las fases de la Luna en las que el Sol -de la oportunidad- marca los tiempos. Son fachadas de un mismo edificio pintadas de distintos colores. Son las dos caras de una moneda, cuyo anverso y reverso en nada se parecen pero son parte de un todo común único e indivisible. En consecuencia, sus cambios fueron un lapsus premeditado, una acción acomodaticia, más una mutación higiénica que política para convencer a la ciudadanía de que existen bálsamos de "Fierabrás" que pueden solucionar los problemas devenidos de una terrible depresión económica mundial.

Ahora estamos en tiempos de elecciones y unos y otros nos ofrecen su lado más fotogénico. Así tenemos a Rajoy que, durante la primera legislatura de Zapatero, puso música y letra a la partitura de la "teoría de la conspiración"; los socialista habían ocupado el poder con males artes y amparándose en el terrorismo -según los populares- de ETA, patraña montada por Aceves y compañía que no dudaron en llenar de basura a las fuerzas armadas. También Rajoy, atacó sin miramientos la negociación con ETA y ahora estamos viendo que de aquellas conversaciones el fin de la banda terrorista es, prácticamente, un hecho irreversible. Y recordamos las manifestaciones de Madrid donde se llamaba traidor y asesino al presidente y como no, aquello de "España se rompe", "España se vende" y a estas alturas nadie sabe por donde rompió ni a quién se vendió.

La segunda parte de la legislatura la marca la crisis económica y los errores y meteduras de pata del actual legislativo, han sido de libro. Pero, a la vista está, que la fiel y leal oposición no ha dado un palo al agua, más bien ha puesto todas las zancadillas posibles no apoyando ninguna de las medidas adoptadas por el Gobierno e impuestas desde Bruselas por un Parlamento europeo con mayoría de derechas ¿Nos olvidamos y pasamos página de la actitud de Rajoy en Mayo del 2010 y su negativa de apoyar al Gobierno para reducir el déficit? De aquella coyuntura se salió de milagro, evitando la intervención de la economía española. La teoría del PP es que se saldrá de la crisis cuando caiga el actual Gobierno.

Felipe González dijo: "La crispación desaparecerá cuando los que crispan manden". Bien, parece estar claro que las urnas darán un triunfo a Rajoy que de un tiempo a esta parte se ha convertido en el centrista moderado por excelencia. Ha dicho que quiere gobernar desde la concordia, la moderación y recaba la ayuda de propios y extraños. Solo falta que nos hable de talante.

Posiblemente sea sincero, haciendo un llamamiento general a la participación de partidos políticos, instituciones públicas y sociales. Son tiempos para prestar un servicio que contribuya a afrontar con realismo los problemas de hoy y a rectificar y reformar la construcción del futuro, pero cuando se niega el presente y recurrentemente se acude al pasado, cuando solo se predica que con el cambio de ideología se arregla todo, se está jugando con fuego. Es buena la alternancia, pero de nada sirve si lo único que se piensa es en derrotar al adversario y esta es la estrategia, el programa, que hoy por hoy pone en práctica don Mariano Rajoy Brey.