La investigación de la Guardia Civil de Galicia sobre las causas del incendio que devoró hace mes y medio el corazón de las Fragas do Eume echa por tierra la hipótesis defendida por la Xunta desde las primeras horas del siniestro, achacado a un fuego provocado que se habría iniciado simultáneamente en tres focos. El supuesto origen criminal de las llamas que arrasaron una parte de la joya medioambiental de la provincia de A Coruña es ahora descartado por el informe de los investigadores del Seprona, en el que no aparece signo alguno de intencionalidad. Tras casi dos meses de pesquisas, la Guardia Civil concluye que el fuego, que calcinó 750 hectáreas del bosque atlántico más importante de Europa, comenzó en un único punto y que todos los indicios apuntan a una causa accidental, al parecer una colilla mal apagada.

Los investigadores descartan también que el incendio que se adentró en el parque natural y provocó el desalojo de casi 300 personas respondiese a intereses económicos o ganaderos, a diferencia de otros que ese mismo día se produjeron en la comarca del Eume. El fuego de las Fragas do Eume, asevera categóricamente el informe, careció de motivación alguna; se produjo debido a una negligencia por parte de alguien, como pudo haber sido una colilla o un cigarro. Tras conocerse el miércoles pasado el contenido del informe del Seprona en una información exclusiva publicada por LA OPINIÓN, la Xunta insistió en un primer momento en que no descartaba la tesis de una mano negra en la intencionalidad del incendio, aunque al confirmarse los datos avanzados por este periódico y tras el anuncio del archivo del caso por el juez, el Gobierno gallego comenzó a apuntar por primera vez a una imprudencia como causa del siniestro. La Consellería de Medio Rural hizo hincapié tras este vuelco de la investigación, que provocó la petición por la oposición de depuración de responsabilidades, en que las condiciones meteorológicas en aquellos días eran especialmente propicias para los incendiarios y que todos los indicios, con varios fuegos simultáneos en el distrito forestal del Eume, apuntaban a una más que posible intencionalidad.

Paralelamente a las conclusiones de la Guardia Civil, agentes forestales de A Coruña denunciaron que la suspensión de los desbroces preventivos en el parque natural del Eume tuvo una importancia capital en la magnitud del desastre. Los brigadistas reconocen que la extrema sequía que se padecía en esas fechas en Galicia agravó las consecuencias del incendio, pero apuntan que la desautorización de los desbroces preventivos en las Fragas do Eume desde 2008 para no perjudicar a especies como las ericas magnificó la devastación provocada por el fuego. La prueba es que basta una visita a la zona cero de las Fragas para comprobar que las zonas del bosque que estaban limpias por los desbroces realizados en los últimos años no sucumbieron a las llamas. Los agentes forestales argumentan con bastante sentido común que el área en el que se originó el incendio, cerca del mirador de Teixido en A Capela, es cada vez más accesible a un número creciente de visitantes e instan a las autoridades a mantenerla limpia y desbrozada para prevenir incendios. La Xunta replica a estas observaciones profesionales que la devastación causada por el fuego en las Fragas do Eume no se debió a las condiciones en las que se encontraba el bosque, sino a los fuertes vientos del nordés que se registraron esos días.

Los sucesivos Gobiernos de distinto color que han afrontado en Galicia catástrofes provocadas por el fuego, como ocurrió por ejemplo con el bipartito en 2006, han cedido a la tentación de responsabilizar a conspiraciones criminales antes de tener sobre la mesa los resultados de las investigaciones. Es cierto que gran número de incendios son provocados, pero también lo es que las razones suelen ser por conflictos de intereses económicos que no se daban en el caso de las Fragas, como el propio Seprona resalta en su informe. Y no es menos cierto que la vía judicial se ha demostrado poco operativa a la hora de disuadir a los incendiarios por la dificultad de obtener pruebas condenatorias. Mientras las llamas consumían el corazón del bosque del Eume, la Xunta reclamó al Gobierno central un endurecimiento de las penas a los pirómanos, algo que ya había solicitado sin éxito Fraga años atrás. La petición, que trasladaba el epicentro del problema del entorno autonómico al estatal, obtuvo entonces buenas palabras de algunos ministros que han quedado en el olvido una vez pasado el apuro del momento.

A la luz que el informe del Seprona arroja sobre las dramáticas consecuencias del incendio del Eume no parece muy prudente que la prevención del fuego se rebaje con medidas como el levantamiento de la prohibición de celebrar parrilladas en verano que la Xunta estudia incluir en la nueva ley de montes. La sabiduría popular tiene una receta contra el fuego que arrasa los montes: los incendios de mañana se apagan hoy. Es decir, con una labor de prevención en la que no se pueden bajar los brazos ni siquiera en tiempos de una crisis económica como la actual y una buena forma de empezar es atender la demanda de los alcaldes de la zona que reclaman un plan de gestión para el parque natural creado en 1997.