Buenos días... Otra vez aquí, hablando de lo uno y de lo otro, con el ánimo de ir hacia un franco debate que permita, en el más puro concepto hegeliano de la palabra, combinar tesis y antítesis para llegar a la síntesis. Y todo ello buscando el bien común, la mejora para todo nuestro entorno y, a partir de aquí, una sociedad mejor.

Y hoy, por primera vez, déjenme que haga algo proscrito hasta ahora para mí. Voy a cometer la osadía de citarme a mí mismo. Parafrasearé, a partir del próximo párrafo, un artículo publicado en este mismo periódico hace ya tiempo. Véanlo en https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2009/10/31/opinion-centro-comercial/331152.html, que no les miento... Corría el mes de octubre del año 2009, y en ese mismo momento se inauguraba con gran alharaca uno de los centros comerciales que hoy dan servicio a la ciudad... Yo pregunté, ingenuo como siempre, si esta, donde el comercio ya estaba francamente tocado, necesitaba tanta expansión de nuevas grandes superficies. Uno de los lectores escribió para, literalmente, ponerme verde... Me acusó de defender los intereses de ciudades aledañas, como posible "tapado" de otra ciudad cercana... Ahora, diferentes grupos de interés relacionados con el comercio emiten el diagnóstico: "Quizá las expectativas han estado demasiado sobredimensionadas..." Y este cronista vuelve a insistir... ¿No nos hemos pasado? Quizá, vía planeamiento urbanístico, ¿no se debería haber puesto un poco de freno a la increíble cifra de metros cuadrados de gran superficie por cada diez mil habitantes que tiene esta ciudad? El debate está servido...

Explicaba yo entonces que me muevo mucho más a gusto en el pequeño comercio que en la gran superficie... Primero, por especialización. En efecto, para mí la tienda pequeña es el espacio para la cercanía, para el mimo al cliente, para conocerse, para el intercambio de información sobre el producto... En la tienda pequeña pueden llegar a conocerte, anticiparse a tus gustos, proponerte una solución mejor que la que tú habías previsto para una determinada adquisición? Bueno, somos personas, y no cabe duda de que la tienda pequeña es más personal. A mí me gusta más.

Como segunda razón, decía que me interesa el pequeño comercio porque es un buen instrumento para una mejor distribución de la riqueza. Ya saben que soy de los convencidos en que todo esto iría mejor si los grandes ganasen un poco menos y, a cambio, el sueldo medio fuese un poco más alto en este país. Y no por pose o por mera retórica, pero el hecho es que las economías con un índice de Gini más bajo -mide la dispersión de la renta- son más sólidas y estables en términos de calidad de vida y bienestar social. Pues bien, consecuentemente con esto, yo prefiero pasar primero por la pescadería de Paco y, luego, por la carnicería de Manola y la frutería de Ana, que no por una gran superficie donde estén empleados Paco, Manola y Ana, pero donde el valor añadido del negocio se lo lleva una multinacional. Ya ven. Uno, que es naïf...

En todo caso, decía yo ya en 2009, son malos tiempos para el pequeño comercio en la ciudad. Hacían falta aquellas primeras grandes superficies... Pero, poco a poco, el paisaje urbano se fue poblando de ellas. Y se llegó a la saturación, y esta incluso se superó. Enriquecieron, no cabe duda, el elenco de productos a disposición del ciudadano, y tuvieron su contribución positiva pero... ¿y los efectos adversos de semejante desembarco?¿A qué precio se pagó ello en términos de ruina para los pequeños y para parte de los mismos grandes? ¿No estamos, sinceramente, ante un error estratégico de estos últimos?

Hoy creo que la situación es nítida. El pequeño comercio agoniza en la maltrecha calle de San Andrés u otras "de las de siempre". Parte de ello, efectivamente, está relacionado con el parón en el consumo, fruto de la crisis financiera y demás zarandajas que ya hemos analizado aquí. Pero, mientras esto sucede, seguimos asistiendo atónitos a nuevas aperturas de centros comerciales, de una manera creo que poco responsable de cara a su sostenibilidad. Obvia la seguridad de que cada proyecto inversor habrá hecho un estudio de mercado fiable que ameritó su puesta en marcha pero, en una ciudad de poco más de doscientos cuarenta mil habitantes con un área metropolitana no muy grande que dispone ya a su vez de una red importante de grandes superficies, ¿hay para tanto? Yo lo dudaba en 2009, y sigo dudándolo ahora. Más.

Planteaba yo entonces... ¿están ustedes seguros de que en A Coruña hay negocio para abrir de golpe tres centros comerciales, uno de ellos gigante, cuando ya había una oferta más que importante no solo en la ciudad, sino en los alrededores? Hablaba yo de hacer números, en aquel entonces... Ahora ya no me hacen falta...

Terminaba entonces deseando suerte, y buena andadura, en todo caso, a los promotores de las nuevas empresas. Alguno imagino que ahora lo está pasando mal, lo cual nunca es bueno. Pero, de todos modos, en aquel entonces yo hacía una apuesta por los pequeños. Supongo que, en muchos casos, no ha bastado...