Si no hay en nuestro país debate sobre el rescate de España se debe a que, en realidad, el rescate ya se ha producido, al menos en cuanto a las limitaciones que conlleva: de hecho, la política económica ha desaparecido, pues la que se hace consiste sólo en seguir las recetas de los dirigentes de facto de la UE y el BCE. En ese marco ya no hay margen real para políticas económicas alternativas, so pena de ser castigados más aún con la prima de riesgo y, en caso de rebeldía, ser expulsados del euro. En tal escenario sólo habrá dos libretos posibles, si la receta no funciona, ante la insostenible situación de desempleo: o que la UE asuma al fin que el problema verdadero es el paro, colocando a éste de una vez en el puesto de mando, o que, ante una situación límite, la calle se haga oír con tanta fuerza y decisión que rompa la baraja y las reglas de juego echando a los jugadores de la mesa.