No hablaremos de los comentarios que están de moda. Aireados por políticos, periodistas y otras personalidades. ¿Sí abdica o no el Rey? Creemos que es una cuestión personal del monarca y él es el que lo tiene que decidir. Nos referiremos a que el hoy, día 28, el Sumo Pontífice de Roma dejará definitivamente su cargo. Renunció a continuar, por su edad y condiciones físicas, aunque se ha especulado bastante en la prensa nacional e internacional sobre otras causas. Este hecho no se producía desde el año 1415. Fue el veneciano Angelo Correr, Gregorio XII, dos años antes de morir; por aquel entonces coincidiendo con el cisma de Occidente, había tres Papas. Con el concilio de Constanza, el emperador Segismundo, les obligó a dimitir, pero solo Gregorio XII obedeció.

Hemos visto que se utilizaban varios vocablos para definir esta circunstancia tan especial, pues lo común es que sea vitalicio, que estén en su ministerio hasta la muerte. Dimitir, abdicar o renunciar. La Real Academia Española define esas palabras de la siguiente manera: Dimitir, es renunciar, dejar el cargo que se desempeña; Abdicar es ceder o renunciar, dejar o abandonar el cargo; Renunciar es abandonar voluntariamente una cosa que se posee o a lo que se tiene derecho, desistir de hacer lo que se proyectaba o deseaba hacer. En realidad esos tres vocablos son sinónimos, aunque con matices. El Papa no dimite, renuncia, así lo establece el derecho canónico. Lo importante es que Benedicto XVI ha dado una gran lección de honestidad y coherencia, siendo conocedor de sus limitaciones físicas y su edad, sabe perfectamente que no puede estar al ciento por ciento en el cargo. Deberían tomar nota de su ejemplo, puesto que aquí no dimite ni? nadie.

Están contemplados en el Código de Derecho Canónico los dos supuestos previstos en la legislación para el cambio de Papa, por fallecimiento, circunstancia, como dije, más común o su renuncia. La renuncia no tiene que ser aceptada por nadie, no tiene superior en la tierra, pero lo debe comunicar al Colegio Cardenalicio de la forma establecida oficialmente. No ha sido la línea que han seguido los Papas, prácticamente en casi todos los casos el cambio se produjo por su fallecimiento. Sí hubo otros casos de renuncia, aunque las circunstancias fueron diferentes y los motivos no tuvieron nada que ver con los de Benedicto XVI.

A partir de hoy a las 20 horas, en Roma, la sede de San Pedro quedará vacante, periodo que se denomina "interregnum", en el cual no puede modificarse el gobierno de la Iglesia. Se moverán los hilos del Vaticano para que, cuanto antes, los cardenales, reunidos en cónclave en la Capilla Sixtina, elijan al nuevo Papa (Fumata blanca. Habemus Papam).

Seguro que su elección no tardará, como ocurrió a finales del siglo XIII, dos años y tres meses, en que la silla de San Pedro estuvo vacante. Eligieron al eremita, Pietro Angeleri di Murrone, Celestino V, Ex eremo celsus (elevado de la ermita), hace referencia a que antes de ser Pontífice, fue ermitaño del monasterio de Pouilles. Solo se mantuvo en el cargo desde el 5 de julio hasta el 13 de diciembre de 1294, renunciando al papado para continuar su vida de ermitaño. Fue ejemplo de humildad y sentido común. Contemporáneo de Dante, algunos creen que en la Divina Comedia, en el Canto III, alude a la renuncia del Papa cuando dice: "Así que distinguir los rostros puedo, miro con más fijeza, y vi entre varios al que la gran renuncia hizo por miedo...", pero también pudo referirse a otros personajes de la historia. Posteriormente, hasta la fecha, ningún Papa tomó el nombre de Celestino.

¿Cuál será la situación en que quede el Papa, después de hoy? Nos lo aclaró Frencesco Coccopalmerio, canonista de la Santa Sede, el día 22 en el Corriere della Sera, señalando que: "Non tornerà cardinale. Sua eminenza Francesco Coccopalmerio, chiarisce il futuro del Papa dopo la rinuncia. Il suo titolo resterà Sua Santità Benedetto XVI, spiega il canonista che dà l'interpretazione autentica delle leggi della Chiesa" (No será más cardenal. Su eminencia Franscesco Coccopalmerio, aclara el futuro del Papa después de la renuncia. "Su título será Su Santidad Benedicto XVI", dice el abogado canónico que da "interpretación auténtica" de las leyes de la Iglesia).

Así se cumplirán los deseos de Ratzinger de llevar una vida más tranquila. Entrará a formar parte de los eminentísimos personajes de avanzada edad de la Iglesia, dedicados al descanso obligado. La norma canónica obliga a los obispos al frente de una diócesis, incluso en el caso de que sean cardenales, a presentar su dimisión al Papa en razón de edad, al cumplir los 75 años, pero lo cierto es que, cuando llega la hora, muchos no aceptan de buen grado la imposición canónica. En sus cartas hacen saber al Papa que se encuentran en mejores condiciones que nunca y que estarían dispuestos a continuar su mandato, al menor indicio del Papa de aplazar su dimisión. Antes del Concilio Vaticano II el cargo era vitalicio.

El cumplir 75 años no significa que coincida con la demencia o senectud del individuo, esto puede ocurrir antes o después de esa edad. Ejemplos fueron Miguel Ángel, que con 89 años, le encomendaron que pintara el fresco de la inmensa pared del altar de la Capilla Sixtina (El Juicio Universal) o Sófocles que casi centenario, escribió Edipo...