La compra de 28 periódicos en EEUU por más de 260 millones de euros, en una época en la que el cambio de hábitos afecta especialmente al consumo tradicional de información y la situación económica impide siquiera atisbar cómo será el nuevo escenario tras la crisis, originó hace unos meses no pocas preguntas sobre las razones que habían llevado a la empresa Berkshire Hathaway a acometer una operación de esta índole en un escenario tan incierto y cambiante. De haber sido otra empresa u otro empresario, la compra de este paquete de periódicos hubiera despertado menos interés y, sobre todo, menos confianza en el retorno de la inversión realizada, pero los destinos de Berkshire Hathaway los rige Warren Buffett, uno de los más valorados inversores del mundo y la expectación sobre la operación, por tanto, además de ser mucho mayor, no se limitó sólo al propio interés por la transacción mercantil y su rentabilidad, sino que incidió también en los argumentos, en las razones que habían llevado a Buffett a adquirir estos activos y si estaba dando Buffett pasos firmes hacia un nuevo modelo de negocio que arrojara algo de luz sobre el futuro de la prensa.

Y ha sido el propio Warren Buffett, hace unos días, en la carta anual dirigida a los accionistas de Berkshire Hathaway, quien respondía a esas dudas y esbozaba de manera clara las razones por las cuales considera que los periódicos, y especialmente los periódicos locales, son, pese a la situación actual, una buena inversión de futuro.

Hay una razón fundamental según Buffett por la cual los periódicos locales son atractivos como inversionista: por encima de todo, constituyen el punto de encuentro de la comunidad, una fortaleza que, a pesar de la complicada espiral en la que se encuentran los medios de comunicación, sigue teniendo un valor incalculable. En las ciudades de tamaño medio, además, la competencia de los medios de comunicación ha sido menor, según Buffett, que en los periódicos de tirada nacional, más afectados por la pérdida de su supremacía ante el avance de internet y la consiguiente multiplicación de fuentes informativas, y por tanto han podido mantener una mayor cuota de penetración y llevar a cabo una estrategia digital de "esperar y ver", mientras que los periódicos nacionales se han visto obligados a acometer estrategias de transición hacia lo digital más agresivas para encontrar pronto una solución que frenara su caída.

Ese valor como punto de encuentro de la comunidad y de fuente de información exclusiva o mayoritaria sobre lo que acontece en una ciudad, del que carecen los periódicos de tirada nacional, y esa postura de "esperar y ver" que han llevado a cabo los medios locales, les permite ahora, cuando las estrategias de transición a lo digital y suscripción y consumo combinado se han refinado, y buscan el equilibrio, afrontar el futuro con más garantías, a poco que logren avanzar en ese modelo de nexo de unión de los ciudadanos y mantener una estrategia inteligente en lo digital, según sostiene Warren Buffett. De ahí, según la explicación de Buffett, el valor de futuro que poseen los periódicos locales.

Esa estrategia hacia el futuro que apunta Buffett (basada en ofrecer información completa, fiable, y de valor, a las comunidades locales, y no ofrecerla gratis, sino cobrar por ella en el soporte que sea), no pasa, por tanto, por la reproducción de teletipos ni la reducción de días de publicación del periódico. La primera, las noticias poco elaboradas y trabajadas, no ofrece ese plus por el que pueden estar dispuestos a pagar los lectores; y la reducción de la frecuencia de publicación que empiezan a poner en marcha algunos periódicos, lo que provoca, a juicio de Buffett, es una disminución de la relevancia del periódico y por tanto de pérdida de poder como elemento tractor de la comunidad local, algo esencial en la estrategia inversora de Buffett. Si hay algo en común en muchas de sus inversiones es que las empresas que adquiría podían estar atravesando dificultades, pero poseían un histórico de notables beneficios y mantenían una posición dominante en su sector o territorio, condiciones que poseen, en gran parte, los periódicos ahora adquiridos por Buffett.

Lo que falta por ver en esta apuesta de Buffett, por un lado, es sí, efectivamente, como han hecho ver algunos analistas, esa fortaleza de los medios locales como punto de referencia para las comunidades locales y una acertada transición hacia lo digital serán suficientes para resistir una concatenación de circunstancias que están arrastrando a la prensa tradicional a importantes reducciones de difusión e ingresos. El propio Buffett es consciente de ello. Pese a ser locales, "sabemos que nuestros periódicos no viven en un entorno aislado de esas fuerzas", pero está convencido de que estas adquisiciones serán provechosas.

Y por otro lado, si aquello que Buffett considera que es "el producto" que se entrega a los ciudadanos y por el que se cobra, esto es, las noticias, sigue siendo válido como única referencia, o si el producto, como le contestaba el periodista y antiguo columnista del Globe and Mail, Mathew Ingram, tiene que ser, ahora más que nunca, no tanto las noticias, sino la relación que se construya con el ciudadano en torno a esas noticias, y las posibilidades que, merced a ello, puedan abrirse en cuanto a nuevas vías de obtención de ingresos.

En todo caso, nadie puede negarle crédito a las predicciones de Buffett. No en vano, en parte, han sido sus éxitos en arriesgadas inversiones en sectores que atravesaban dificultades las que le ha valido el sobrenombre por el que es conocido en EEUU: el Oráculo de Omaha.