Seguimos en la torpeza dirigente, escuchando los mismos neologismos inútiles en el esplendor de su vertiente oral. Hace añares que la crónica de sucesos se ha enseñoreado de la avenida de Alfonso Molina de La Coruña, sin que alguien con poder de decisión y sentido común ponga coto a la interminable lista de víctimas. Treinta años de gobierno socialista, el esperpento del bipartito, y ahora con el PP, el asunto continúa perdido en la nebulosa de las servidumbres municipales a los jerarcas partidarios. Resulta curioso que socialistas supervivientes del reinado de Vázquez, como la señora Barcón, reclamen ahora lo que en su dilatada época de gobierno no hicieron. Su actitud responde, sin duda, a esa especial maestría del PSOE de esparcir sospechas sobre el paisaje. En pleno apogeo de D. José Banco como ministro de Fomento, presentado por los folicularios compostelanos como "gran benefactor de Galicia", nada se hizo. Ni tampoco se abordó la conexión ferroviaria con punta Langosteira, que la diputada coruñesa Belén do Campo reclamaba en solitario en el Congreso de los Diputados, ante la silente actitud de la representante socialista coruñesa doña Carmen Marón. El Sr. Blanco, como doña Ana Pastor, asiduos visitantes de Galicia, no frecuentaron con regularidad La Coruña. Tal vez, más que la comunicación portuaria, les interesó satisfacer su afición al centollo. Otro tema de vital importancia, la estación intermodal, sigue al pairo en los recortes de Fomento, y, con ello, paralizado el desarrollo de las estructuras edilicias coruñesas. Parece que a doña Ana Pastor le resulta difícil compaginar la lógica y la logística.

El alcalde de Vigo, don Abel Caballero, cada vez que se le toca al aeropuerto de Peinador, deja oír su voz con estrépito. El "no toca", que reza en La Coruña, para el regidor vigués no existe. Uno de sus argumentos es irrebatible: Vigo -como La Coruña, añadimos- es la zona más populosa e industrial de Galicia y así lo han visto las compañías aéreas. La seo de Lavacolla resulta insostenible. Diez millones de euros anuales exige su amortización.