La Torre de Hércules celebró el pasado fin de semana el quinto aniversario de su proclamación como patrimonio de la humanidad por la Unesco con una serie de actividades lúdicas y divulgativas que incidían en la trascendencia histórica del monumento. A Coruña es una de las ciudades privilegiadas que cuentan con un reclamo cultural y turístico avalado internacionalmente del calado del vetusto faro romano. Pocas capitales agraciadas con dones semejantes ofrecen sin embargo el incomprensible desaprovechamiento de las facilidades que permite el entorno para potenciar la joya del patrimonio coruñés. El continuo deterioro del edificio histórico ubicado frente al faro romano que hace de portalón del emblemático monumento, la antigua cárcel provincial, que amenaza con caerse a pedazos para sonrojo de los coruñeses, es una penosa tarjeta de presentación para los miles de visitantes que convoca la Torre. Más de sesenta mil el pasado verano. Las labores de retirada de escombros y de simple limpieza del recinto iniciadas el pasado miércoles son a todas luces insuficientes.

La antigua cárcel de la Torre se encuentra actualmente en una especie de limbo administrativo. Formalmente, es propiedad de la Sociedad de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios, dependiente del Estado. En 2005, el Gobierno municipal de Francisco Vázquez firmó con el Ministerio de Interior un convenio para proceder a la devolución del inmueble. Según este acuerdo, la prisión volvería a manos del municipio a cambio de ceder al Ministerio unos terrenos, junto a las cocheras de Tranvías de A Coruña, en donde levantar un centro de inserción social -ya operativo- y de abonar 1,12 millones de euros, resultado de la diferencia de valor entre las dos parcelas. El Gobierno de Negreira es contrario a este reembolso y busca la anulación del acuerdo con Vázquez al considerar que el Ayuntamiento cedió los terrenos en 1925 para una cárcel y que al desaparecer esta función, debe ser devuelto a la ciudad. Un argumento teóricamente impecable, salvo por la cruda realidad de que mientras el conflicto administrativo se eterniza, el entorno de la Torre, el mayor reclamo turístico de la ciudad, se degrada irremediablemente.

Los temporales de este pasado invierno agudizaron aún más el penoso estado del histórico edificio, al provocar desprendimientos de un lateral del inmueble.

Los vecinos de Monte Alto y los integrantes de Proxecto Cárcere, el colectivo ciudadano que más ha luchado en los últimos años por la recuperación del viejo penal provincial de la Torre, urgen desde hace meses al Ayuntamiento y al Ministerio de Interior para que la antigua prisión pase a titularidad municipal.

El portavoz de Proxecto Cárcere, Xosé Lado, apoya al Gobierno municipal en su intención de no abonar ni un euro al Ministerio de Interior para recuperar el edificio pero le demanda que aproveche la sintonía entre las dos administraciones -ambas gobernadas por el PP- para acelerar los trámites y pactar cuanto antes un cambio de la titularidad que acabe con el vergonzoso abandono del vetusto edificio. La asociación de vecinos de Atochas-Monte Alto-Torre de Hércules denuncia que las administraciones solo se pasan la pelota mientras la cárcel se derrumba. La prueba para los vecinos de lo que consideran un escaso interés del Ayuntamiento por recuperar la propiedad de los terrenos situados frente al faro es que el Gobierno local no se reúne desde 2011 con los promotores de Proxecto Cárcere, pese a las reiteradas peticiones para abordar la cuestión.

El Gobierno dejó lapidariamente claro hace unos días su nulo reconocimiento a las peticiones de Negreira a través de una respuesta parlamentaria. El Ejecutivo central zanjó con contundencia cualquier horizonte de acuerdo con el Ayuntamiento coruñés al afirmar que la cesión gratuita de la antigua cárcel a la ciudad es imposible. Desde María Pita no hubo ninguna valoración de este portazo de Madrid a sus pretensiones. El sentido común dice que este tira y afloja administrativo que permite mantener en el limbo sine díe la titularidad del histórico edificio de la zona de la Torre y sus terrenos podría abordarse con mejores perspectivas tratando de llegar a un acuerdo con el supuesto Gobierno amigo. Salvo que se carezca del suficiente peso político para lograrlo. O que en el fondo no interese.

El traspaso de la titularidad de la antigua cárcel al Ayuntamiento dejaría sin excusa al Gobierno local para no acometer cuanto antes un plan ambicioso de recuperación ciudadana y turística del entorno de la Torre. El problema es que esa iniciativa precisaría de financiación y en este momento María Pita centra todos sus esfuerzos inversores en el proyecto de O Parrote, donde confluyen intereses de mayor peso para los dirigentes de la ciudad.

Este año se ha producido en A Coruña una esperanzadora recuperación del turismo por primera vez desde el comienzo de los años de plomo de la crisis. Y es indudable que el tirón del complejo de la Torre de Hércules es un pilar básico para apuntalar la mejoría de este sector clave para la economía coruñesa. La recuperación por el Ayuntamiento de la titularidad del histórico inmueble y los terrenos de la antigua cárcel permitiría no solo multiplicar el potencial turístico de la Torre, con un centro de interpretación del monumento de inexplicable inexistencia para los visitantes, sino también revitalizar uno de los barrios más populares de la ciudad, escaso de centros sociales.