La Marina y la ría

La reforma de la Marina, obsesión del alcalde, es el monotema de la acción municipal, tanto que, a pocas fechas de las elecciones, se han intensificado, día y noche, los trabajos con los consiguientes malabares de posibles sobrecostes, espacio donde a veces la política y el rigor pierden la inocencia. Las prisas no son buenas consejeras, especialmente para la cosmética, y muy peligrosas en cadenas electorales. En Galicia, tenemos ejemplos sonados en el ámbito ferroviario y en la seo de Lavacolla, en la que, a tres años de ser inaugurada por aquel precipitado ministro de Fomento, José Blanco, registra goteras y su costoso mantenimiento continúa rascando el bolsillo de los gallegos. La zona de la Marina, su impacto visual, no se completará mientras pervivan las enormes instalaciones de ocio, que privan la contemplación atlántica, y la Rosaleda y los jardines de Méndez Núñez no recobren su carácter de cauce abierto y de horizonte de alegría. Con estas obras portuarias, el alcalde Negreira pretende tapar su inacción, su falta de liderazgo para resolver los problemas estructurales de La Coruña, que obstaculizan su desarrollo socioeconómico. La ciudad, aislada, ha ido perdiendo instituciones vitales, fábrica de armas, Capitanía General, Comandancia de Marina, Fábrica de Tabacos, Brilat, etc., sin que las autoridades locales lograran retenerlas. Menos Marina y más ría, alcalde. Ante tales contingencias, el Sr. Negreira debiera hacerse la siguiente pregunta: "¿Qué hago yo aquí si no he sido capaz de remediarlo?". La ciudad ha de ser una promoción de la libertad, símbolo que despliega la huella de su historia. Paisaje y civilización son la clave para disfrutar de La Coruña.

Otrosidigo

Las pescadoras del mercado de Santa Lucía se han quedado sin trabajo. La populosa barriada, sin plaza de abastos. Negreira está en la Marina; de la inactividad de la ría, no parece haberse enterado. Sus mariscadores, sin jornal. Las rías gallegas, de fama mundial, tienen el atractivo de haber sido talladas por un imperativo ímpetu de ficción. La ría de La Coruña traza el mapa diario de nuestras vidas.