Opinión | Desde Los Cantones

Celso Ferreiro

Andalucía: llegó la hora de la geometría

Las elecciones andaluzas, como suele ser habitual en esta clase de comicios, han puesto de relieve la medida de nuestros políticos. La tierra del gracejo y espuela fue esta vez el campo propicio, por esa especie psicopolítica de la corrupción de estructura clientelar, favorecida por una atmósfera social de entramados políticos, empresariales y sindicales; es decir, generalizada, sistémica. Pese a tales ingredientes para la imaginación, el ingenio y el humor, innatos de las gentes del lugar, estuvieron ausentes. Doña Susana Díaz, en su arrogancia, de modo especial en los debates televisivos, quedó como circunscrita como líder regional. En la vida política, hay que lidiar con sosiego, sin esconder la mano, ni sacar el pie de las alforjas. El secretario nacional del PSOE, Pedro Sánchez, que la acompañó con cuentagotas, dio la impresión de estar enfadado consigo mismo, como lo evidencia tanto su forzada sonrisa como el afán por descargar sus propias responsabilidades y adjudicárselas a los demás. Moreno Bonilla, líder neófito del PP, se comportó como el titular de una congregación; sonrisa a modo de máscara y sin convencimientos. Su jefe de filas, Mariano Rajoy, tan pródigo, esta vez públicamente, más de lo mismo: sonrisa mefistofélica, del que está por encima del bien y del mal. Albert Rivera, de Ciudadanos, guardó su candorosa sonrisa, como si la quisiera reservar en estado de gracia para lo que se avecina. La representante de Podemos insistió en formular políticas populistas. No dejó de sonreír, ni de mostrar su alergia a la prosodia y mayor atención a las consignas que, en las utopías, parece ser una bacteria resistente. Podemos obtuvo un buen resultado, pese a su menor ruido mediático y a su fidelidad al avucastro bolivariano. En resumen, las elecciones andaluzas no lucieron su mejor talante, ni su amplia sonrisa meridional, esa risa sin sonido. La risa moderada es la mejor terapia de aceptación social, si uno sabe reírse de sí mismo. No basta auto aplaudirse en el concertante final, como hace Podemos. La disquisición es saber de qué o de quiénes nos reímos.

Otrosidigo

Vuelve la sonrisa en Andalucía y se impone la geometría. El PP alcanza una sonora derrota, precisamente en una de las regiones más pobladas de España. El PSA mantiene su fortaleza y evidencia el error político de haber convocado estos comicios; Podemos adquiere notoria presencia en el Parlamento regional, y Ciudadanos se convierte en una suerte de bisagra. IU ha quedado capitidisminuida; UPyD y VOX no existen políticamente en Andalucía. Ahora, Susana Díaz ha de retratarse, medir los tiempos y evitar el chalaneo, fórmula especial para organizar irresponsabilidades. Rajoy, con vistas a las elecciones generales, debe pensar si salvará al partido con una profunda reforma, que base en su íntima reflexión. Acabado el circuito electoral del presente año, España comenzará a escribir su destino.

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