Con la política Nenuco, Freud se hubiese puesto las botas. El hombre de la coleta que susurraba a las ovejas y empezó siendo narcisista/chavista/trostkista ha reducido la política a unos pocos dogmas, un puñado de eslóganes y una estética "casual", o sea, cuidadosísimamente descuidada. A quien apellidado Iglesias, en España, le ponen de nombre Pablo, en lugar de Julio, está deliberadamente determinado desde la infancia. Si el "pensamiento único" no le viene por genética le viene por la vía parental hasta convertirse hoy en una mera estética para alcanzar el poder. Por donde no le vino sin duda fue por la cabeza, la de dudar. Junto a la sonrisa estudiada y forzada y una pose feminizada de hijo de todas las madres votantes, en la versión laica y casual del Hola, el aspirante a pontífice Maximus sermonea desde los altares mediáticos y redes sociales, escondiendo una agresividad política reprimida. Como ha descrito el exministro Corcuera, convertido en uno de los escasos intelectuales que van quedando, este Jesucristo superstar que viene a salvarnos no es más que "un producto" paseando ideas políticas antiguas barnizadas de modernidad por eventos adonde acude disfrazado con aliño cuidadosamente descuidado y pañuelo pro "plastilina". Ahora defiende que la política y la ley no tienen nada que ver, que van por libre. Que la solución catalana no es la Constitución sino esa vaguedad del "derecho a decidir" y un referéndum de autodeterminación. Para ellos "la ley es lo de menos", "lo importante es la política". Ya se ve que hay políticos que no se han leído la Constitución. A este producto de los medios para quien la guerra yihadista se soluciona con flores y dialogando, debieran hacerle fijo en Sálvame, como a la Rahola, y va camino de ello. Este joven Nenuco narcisita, pendiente más que de ninguna otra cosa de su imagen, se escucha a sí mismo cuando susurra estudiadamente a los micrófonos y a las ovejas. No consta que el régimen bolivariano donde tenían despacho, que financiaba el asunto y del que tuvieron que apartar a Monedero por consejo legal, haya dejado de hacerlo. La política Nenuco ha pescado lógicamente en el río del hartazgo pero tienen que explicar, aparte de las ocurrencias mediáticas y de cambiar los nombres de las calles y las cosas como si fueran las cosas mismas, qué harían con el poder si lo tuvieran, cuando se vayan los focos. Está en su catecismo troskista, de "revolución permanente", decir y defender lo que sea con tal de obtener el poder. No importa el precio. Pero cuando se quiere sustituir algo, es preciso saber y estar convencido de qué cosa se quiere construir concretamente en su lugar y de que lo nuevo es sin duda, mejor que lo sustituido. Para la política Nenuco, nada de esto cuenta. Lo que viene después es lo de menos. Ya se improvisará, como se está viendo.